"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

jueves, 8 de febrero de 2018

UNA MUERTE EXTRAÑA EN LAVAPIÉS


Llevamos un tiempo trabajando con documentación del siglo XVII acerca de la epidemia de peste que asoló gran parte de Andalucía occidental, pero, como felizmente ocurre en esta afición, a veces nos encontramos con pequeños documentos que son más que curiosos. Es el caso que hoy nos ocupa, y que como siempre queremos compartir con todos aquellos que se interesan por nuestra historia local.

En las actas capitulares correspondientes al año 1651 nos encontramos un cabildo donde se dirime una información recibida acerca de la epidemia de peste que, desde 1649 afecta a gran parte de España y a Niebla en el particular caso que estudiamos. En concreto es la reunión de cabildo correspondiente al día 14 de febrero de 1651.

Junto al arroyo de Lavapiés y a la  antigua ermita de la Virgen del Pino se encontraba viviendo con su familia, sirvientes incluidos, Pedro Balenciano Caballero, vecino de San Juan del Puerto; probablemente se había retirado al campo debido a la fuerte afección de  mal de contaxio o de peste que sufría la ciudad vecina de Niebla, tal y como se recoge también en nuestras actas capitulares. El mencionado Pedro Balenciano ya había sido avisado de que se tenía que retirar a San Juan, dentro de las medidas higiénicas que se habían tomado para Niebla y su término. Este vecino de San Juan debía ser persona importante puesto que se podía permitir irse a vivir fuera de su ciudad atendido de sus propios sirvientes, incluso intuimos que inicialmente hizo caso omiso de las directrices del cabildo iliplense, porque es Antonio de Urrutia, consejero de su majestad y alcalde de corte en Sevilla quien tiene que conminar a esta familia a volverse a su ciudad.



El problema no sólo radicaba en la supuesta negativa a marcharse, sino que el propio cabildo de Niebla tenía noticia de que se le auía muerto una criada de las que auía traydo a la dicha hermita del mal de contaxio. El temor a un posible contagio en el término de Niebla hace que sean un regidor y uno de los alcaldes ordinarios del cabildo de la villa quienes se personen en la ermita para informarse acerca de los hechos.

Intuimos que la familia Balenciano no informaría de nada, puesto que el acta recoge que es dando una vuelta por los alrededores cuando descubren tierra mobedisa como que se auía abierto un foso / para enterrar alguna persona. Tras el descubrimiento los ediles iliplenses interrogan a Pedro Balenciano quien reconoce que vino a la ermita con su familia y dos criados mulatos, un hombre y una mujer y que la tumba correspondía a una moza, criada suya también.

Sobre las circunstancias de la muerte sólo tenemos la versión que dio el cabeza de familia:
era berdad que asimismo auía traydo otra moza, criada suya, que era dicha la qual padecía mal de corasón y de gota coral[1], y que estando a el pie de uno de los álamos de los que están a el margen del arroyo que dizen de Labapies, que se serca de la dicha hermita; le auía dado el dicho mal de corasón y se auía caydo a el arroyo.

También Pedro Balenciano reconoció la compañía de dos vecinos de Niebla durante su estancia en la ermita, Bartolomé Hernández (el barbero de la villa) y su mujer. 

Parece que las explicaciones no fueron del todo convincentes ya que también se mandó notificar al referido Bartolomé Hernández que no podía  entrar en Niebla ny comunique a ningún bezino della, pena de quatro años de destierro. Incluso se manda al alguacil de Niebla para que, en un día, saquen toda la ropa de su casa y abandonen Niebla; normalmente se quemaba toda esta ropa.

Es un episodio de nuestra historia iliplense que da muestras de unas circunstancias muy estrictas en cuanto a la prevención sanitaria que se tomaron en la Niebla de 1649 a 1652. Estamos estudiando todas estas actas capitulares y las daremos a conocer en no mucho tiempo.

Sirva el presente artículo como adelanto de un pasado que, no por desconocido, deja de ser interesante.

Pelayo Castillo Palacios
Antonio Bonilla Giles



[1] Nombre que recibía la epilepsia