"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

miércoles, 21 de noviembre de 2018

IN MEMORIAM, PACO GÓMEZ


Tras un lapso de tiempo sin frecuentar el campus de la Universidad este octubre retomo lo que yo denomino una “puesta a punto”, ya que hay periodos históricos que están en continuo estado de revisión y que en caso de Niebla le afectan de lleno. Es en mi primer día de Arqueología Protohistórica cuando Clara Toscano me espeta ¿sabes que Paco ha muerto?, sinceramente es de esas noticias que además de dolerte personalmente lo hace también intelectualmente.

¿Con quién voy a discutir ahora sobre la Puerta del Agujero?

Francisco Gómez Toscano, fallecido el 24 de septiembre,  se ha ganado con creces un sitio en la Historia Iliplense, sinceramente echo de menos un reconocimiento local sobre su trabajo y, lo que es más, su persona.

Personalmente lo conocí en mi primer curso de la licenciatura de Geografía e Historia, allá por el año 1993, yo comenzaba y él estaba inmerso en su tesis doctoral, o lo que es lo mismo, casi vivía en el departamento de Arqueología, donde nos escabullíamos cada vez que podíamos los pocos locos que nos decantábamos por esa especialidad. De Paco aprendí sobre todo a dibujar piezas cerámicas; más tarde en los locales del antiguo colegio San Walabonso a clasificar y signar piezas. En la lectura de su tesis también aprendí a defender tus ideas por encima de todo y de todos (quizás por el corporativismo entre los alumnos “maduros”). Eran años de aprendizaje en los cuales los miembros del departamento nos servían de referentes.

Luego vino su vinculación con Niebla, podría pensarse que sólo desde el punto de vista arqueológico, pero Paco fue más allá y mediante la Escuela Taller, estableció un contacto directo con muchos de nuestros paisanos, quizás en esos momentos fue cuando, como él mismo decía, empezó a sentirse un iliplense más. Continuamente pendiente de cualquier excavación o evento cultural iliplense, codirigió también los cursos de verano que la Universidad de Huelva realizó durante algunos años en Niebla (tristemente perdidos).

También comenzamos nuestras disputas intelectuales sobre aspectos muy concretos de Niebla, lo que sirvió en mi caso esforzarme en aprender para intentar rebatir al profesor.
De especial recuerdo fue el año que me matriculé en su asignatura “Arqueología Protohistórica”, un lujo, 4 ó 5 alumnos y Paco Gómez sólo para nosotros, aunque debo reconocer que también tuve alguna que otra “clase particular” en la cafetería de la UHU.

Mi sincero reconocimiento para un referente con el que seguiré estando en desacuerdo en muchas cosas, pero del que tanto seguiré aprendiendo; supongo que allá donde estés ya habrás revuelto el suelo buscando el Bronce Final del lugar. Este rincón de Andalucía occidental echará de menos tus investigaciones.

Hasta siempre profesor.

fotografía del diariodehuelva.es


domingo, 11 de noviembre de 2018

EL MAESTRO JUAN DE SALVATIERRA


Esta vez trataremos de un personaje que nos ha tenido siempre pendientes en nuestras investigaciones: El maestro Juan de Dios Salvatierra.

Por el lugar donde encontramos por primera vez su nombre escrito pensamos en un maestro de los que el cabildo contrataba para enseñar a los niños iliplenses, quien, por motivos que desconocíamos, se enterró en un sitio privilegiado, en la cripta que hay bajo el altar mayor de la iglesia de Santa María.

cripta bajo el altar (Pelayo Castillo)

De esta forma sólo teníamos un nombre y una cripta, en la que se encuentran otros nombres que intentaremos desvelar en posteriores entradas. Dice el refranero español que “no hay mal que por bien no venga” y en este caso la imposibilidad de seguir trabajando en nuestro Archivo Histórico nos hizo tomar otra fuente que teníamos pendiente, en sólo dos visitas ya está produciendo historia iliplense de la buena, el Archivo Diocesano de Huelva.

Os ponemos la transcripción de un documento inserto en la sección Gobierno, caja “Niebla 1838-1937”

Don Juan de Dios Salvatierra, maestro / de alarife de esta villa /
Certifico que, habiendo reconocido / el edificio iglesia parroquial con el / título de Santa María de Granada, lo / he allado no solo con la sacristía des- / truida completamente, sino es también la / techumbre de la iglesia descubierta / por muchas partes, sus muros abiertos / los arcos sentidos por sus claves y la / torre también fatal; de modo que el / edificio amenaza una ruina bien fatal / que necesita por consiguiente una pronta / reparación que, a mi ber, se necesita / para dicha reparación 1400 reales, advirtiendo / que, de no acerla, sería sumo el costo y / acaso imposible si llegase a arruinar- / se y aunque se halla en esta villa / otra iglesia con el título de San Mar- / tín, después de haberla reconocido se ha- / lla en peor estado todo lo que para los efec- // tos conbenientes certifico. /
Niebla y julio, 29 de 1844 /
Juan de Dios Salvatierra [firma]

         Realmente fue la firma de este documento la que nos llevó a una conclusión distinta a la suposición inicial.

firma de Juan Salvatierra. Archivo Diocesano

Si observamos, la firma es idéntica en ambos casos, en el certificado y en la pared de la cripta, por lo que, obviando que Juan de Salvatierra no pudo haber firmado en su lápida, pensamos que fue el maestro de obras encargado de reparar la iglesia de Santa María y que dejó su firma en un lugar poco visible; aunque actualmente veamos en primer plano la firma del alarife, si nos ubicamos en la disposición original de la cripta, a la que se entraba por la parte delantera del ábside, el nombre del albañil quedaba oculto y al fondo.

Ya puestos quisimos bucear un poco más en la biografía de Juan de Salvatierra y encontramos una vida que peculiar y que refleja una situación bastante común en el siglo XIX español:
Aunque la referencia más antigua de Juan de Salvatierra es la de 1844, del Archivo Diocesano, no encontramos a este maestro albañil en los padrones de vecindario hasta 1851; Juan, natural de Utrera (Sevilla) y de 42 años, en 1851 vivía en la Plaza de la Constitución (actual Plaza de Santa María) con su mujer María Carrasco Mora, natural de Bonares, de 32 años y con sus hijos de 7 años Antonio y María (mellizos/gemelos?); nos llama la atención que sus hijos son naturales de Niebla, y, sin embargo, ni Juan Ni su familia aparecen en los padrones de 1845 ni en 1850. Puede ser debido a un error en la elaboración de los padrones, que omitieron esta familia (algo poco creible), que vivían en otra localidad (acaso Bonares, de donde era su mujer) o que no adquirió la condición de vecino hasta el año 1851, nuestra hipótesis, ya que sus dos hijos habían nacido en Niebla.

En el año 1855, su hija María ya no aparece en el padrón, suponemos que fruto de la nada inusual mortandad del XIX en España, de esta manera conviven Juan, su esposa e hijo.
            Otra nueva situación nos ha llamado la atención en el padrón de 1861, en este caso Juan vivía en la calle Siete Revueltas, pero estaba casado con Carmen Fernández Díaz, natural de Huelva y convivía con Rosa Boza Fernández, que suponemos su hijastra, fruto de un matrimonio anterior de Carmen. Así pues pensamos que Juan enviudó entre 1855 y 1861, volviéndose a casar con una viuda, también suponemos que su hijo Antonio moriría porque desparece igualmente de los padrones posteriores. Situación que perduró hasta 1863, año en que Carmen aparece en el padrón con la condición de “viuda”, evidentemente Juan de Salvatierra murió entre los años 1861 al 63 con 52-54 años de edad aproximadamente. ¿Qué fue enterrado en la cripta de Santa María? No lo sabemos, pero que la inscripción que encontramos en ella es su firma sí lo podemos asegurar.


padrón de 1855. Archivo Histórico de Niebla. leg. 166

            Es nuestro pequeño homenaje a un persona que vivió, trabajó y murió en Niebla, que nos ha tenido pendiente de su vida desde los comienzos de nuestras investigaciones y que, como tantos otros anónimos, hicieron de Niebla lo que es hoy. Gracias Juan de Dios Salvatierra y Arenas.

            Con este artículo abrimos también una nueva vía con pequeñas biografías que nos ayuden a entender la vida iliplense de siglos pasados.

Pelayo Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles.

jueves, 18 de octubre de 2018

GRACIAS ALFONSO, GRACIAS ARCHIVERO.


            Cuando comenzamos este proyecto en el Archivo Histórico de Niebla, conocimos a Alfonso, el archivero; desde entonces, casi semana a semana, nos ha facilitado el trabajo de forma notable. Hoy, desgraciadamente para nosotros pero afortunadamente para él su vida profesional da un salto de calidad y deja su labor archivística por otra nueva. Nos decimos hasta luego.

            Hay muchas formas de cumplir laboralmente, desde el mero sistema fabril en que se ficha al entrar, se automatiza/mecaniza el trabajo y se ficha al salir, sin más compromiso que el salarial con la empresa; otras personas se implican personalmente un poquito más e intentan mejorar sus condiciones de trabajo y las de los que le rodean; Alfonso va unos cuantos de peldaños más arriba. Él disfrutaba de su Archivo y del trabajo de los que nos acercábamos a investigar. Podía haberse limitado a proporcionarnos uno a uno los legajos y a recogerlos cuando terminábamos, pero en nuestro caso (y en el de los que han coincidido con nosotros) la relación ha sido más estrecha.

            Una mañana normal de trabajo en el archivo implicaba el saludo inicial y una charla previa acerca de cómo llevábamos la investigación; buen conocedor de la documentación con la que  ha trabajado durante años, no dudaba en indicarnos posibles pistas sobre el tema que buscábamos tratar… ¿habéis mirado en las llamadas a quintas? Nuestro proyecto se basa en la digitalización de los legajos, su clasificación, organización y puesta al servicio de cualquier futuro investigador, pero sin las facilidades que Alfonso nos ha dado hubiese sido mucho más ardua. Igualmente, cualquier hecho relevante, interesante, o simplemente curioso lo debatíamos entre los tres. Echaremos de menos esas opiniones y posibles vías de solución a las innumerables preguntas que nos seguirán surgiendo.

vídeo de Mancomunidad mostrando parte del trabajo de Alfonso.


            En cierto modo Alfonso es partícipe y colaborador necesario en todas nuestras publicaciones por lo que, en nombre de todos los que apreciamos el patrimonio cultural iliplense, te agradecemos enormemente tu amistad y ayuda. Te deseamos lo mejor en tu vida profesional y que sigamos encontrándonos en la Historia de nuestros respectivos pueblos, tantas veces común.

¡GRACIAS!

 Pelayo Castillo y Antonio Bonilla

lunes, 8 de octubre de 2018

CORONA DE PLATA PARA EL NIÑO DE LA VIRGEN

Ayer, día 7 de octubre, aprovechamos para regalar a la Hermandad de la Virgen del Pino un cuadro con una interesante transcripción que encontramos no hace mucho en el legajo nº 3 del Archivo Histórico.
A continuación publicamos el texto íntegro del referido cuadro e igualmente manifestamos el compromiso adquirido con la Hermandad sobre, cuando vuelva Nuestra Señora del Pino de su ermita, organizar una o varias jornadas acerca de la historia de la advocación de nuestra patrona desde los legajos del Archivo Histórico de Niebla y otros documentos.
Agradecemos también el acogimiento que para nuestra propuesta ha tenido la Hermandad, representada por su actual Hermana Mayor en la iglesia de Santa María.



PRIMERA CORONA DE PLATA DEL NIÑO DE LA VIRGEN. 1627.

En la villa de Niebla en nueve días del mes de mayo de mil y seiscientos y / veynte y siete años. Se juntaron a cabildo el licenciado Alonso Hernández / y Juan Bautista Moreno, alcaldes ordinarios; Andrés de Gama / alguazil mayor; Alonso Pérez Biçente, alferes mayor de a caballo; / el capitán Esteban de Parrales, alcalde de rentas; Cristóbal Pérez Ro- / mán, Pedro de Baldelonar, Juan Pérez Moreno, el capitán don Luis de Aran- / da Angulo, Francisco Serezo, el licenciado Francisco de la Calle Monsalbe, Mar- / cos Félix Abendaño y Andrés Beltrán de la Coba, regidores; / y Juan Gonçales de la Barrera, síndico procurador.  (Archivo Histórico de Niebla, legajo 3, folio 401 rº)



Transcripción:
Corona del niño / de Nuestra Señora del Pino / (nota al margen)
Corona de plata para el / niño de la Virgen del Pino / (nota al margen)
En este cauildo dio petición Pedro Lopes / Molinero, vecino desta uilla en que dixo que / él andaua juntando limosna para / faser una corona de plata al niño Jesús / de la Uirgen María Santísima del Pino porque no / tenía ninguna, pidió se le ayudase con al- / go para comprarla y se acordó que se le / den veinte y quatro reales para ayuda / a la dicha corona, y el tesorero los dé y pon- / ga en memorial de gasto por menudo; / y con esto se acauó este cauildo, de / que doy fee./  
Alonso Hernández [firma]   Andrés Beltrán [firma]              

(Archivo Histórico de Niebla, legajo 3, folio 402 vº)

Textos estudiados y su transcripción donada a la Ilustre Hermandad de la Santísima Virgen del Pino y de los santos mártires Walabonso y María, como humilde  aportación a la histórica devoción del pueblo de Niebla para con sus patronos y protectores.


Pelayo Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles, iliplenses.

sábado, 9 de junio de 2018

NIEBLA. 1767




Don Juan Ortiz Abreu, que heredó de su noble familia, entre otros muchos bienes, una casa en la calle Real, acaba de llegar de sus tierras montado a caballo; ha observado como el animal tiene problemas con una de sus herraduras y se lo entrega a Joaquín, su vecino de “color pardo” que en numerosas ocasiones le hace de sirviente y recadero –llévaselo a Pedro, el herrador, en el Arrabal Nuevo, y dile que lo necesito listo para esta tarde que he quedado con don Diego Monsalve, el Teniente de Alcalde, en su casa de la calle Cruz para unos negocios- el encargo es sencillo puesto que sólo tiene que atravesar la Plaza de San Martín y salir por la puerta del Socorro para llegar al Arrabal.

Joaquín aprovechará para recoger unos quesos en casa de José García, el cabrero, que vive unos metros más allá, en el Arrabal Viejo; se los ha encargado la viuda de don Domingo Ortiz que, desde que falleció su marido, apenas sale de su casa en la calle Botica.

Tras los recados, toma la calle Botica abajo y en su continuación por la calle Espejo se cruza con don José Moreno, médico titular de la villa quien, por la prisa que lleva, tiene algún paciente que atender…





Hemos querido empezar con una pequeña ficción pero, como diría cualquier película propicia para la siesta de verano “basada en hechos reales”, de hecho todos los cargos, trabajos, nombres de personas y callejero están sacados del padrón de vecinos de Niebla de 1767.




Hoy día 9 de junio es el “Día Internacional de los Archivos” y, dada la labor que llevamos realizando durante los últimos años en nuestro Archivo Histórico, queríamos celebrarlo con un pequeño análisis de este padrón, el más antiguo que hemos encontrado hasta la fecha.

En primer lugar hay que reseñar que los padrones de vecindario sin motivo específico como pudiesen ser los fiscales, de alistamiento, de repartimientos de impuestos, etc. se comienzan a realizar en el segundo tercio del siglo XVIII, con lo cual podemos considerar este de 1767 como uno de los más antiguos a nivel local, siempre dentro de la inespecifidad anteriormente explicada. También tenemos que tener en cuenta que lo que se relacionan son “vecinos”, normalmente cabezas de familia, con lo cual tenemos que aplicar un coeficiente aproximado de personas para suponer los habitantes de Niebla en cuestión, lo más aceptado para este siglo es 1 / 4, es decir, cada vecino supone 4 habitantes.

Partimos de la base de que están recogidos 199 vecinos con lo cual podemos aproximar unos 800 habitantes para la Niebla de 1767, pero también es importante saber que en este padrón no se recoge la población dispersa, tanto en viviendas rurales aisladas como en posibles caseríos dependientes de la villa, con lo cual estamos refiriéndonos a los pobladores del núcleo habitado principal de la villa.






Podemos observar cómo muchas calles han mantenido sus nombres, aunque pensamos que son sólo las principales y referentes, obviando los callejones y otras más pequeñas anexas a estas principales,  el “Barrio de Santiago” lo confirma. Por otros padrones y censos estudiados podemos decir que:


-       La calle de la Botica es la actual calle Hermanos Monsalve.
-     La calle Doctores también se encontraría cerca de la calle Hnos. Monsalve, ya que a veces aparece junto a la del Arco.
-       La calle Convento es la actual Almirante Pinzón / Padre Jesús Nazareno.
-     Hasta la fecha no hemos podido situar exactamente la Plazuela de Santa María, que suponemos cercana a la plaza homónima.

Sobre la distribución de los habitantes nos llama poderosamente la atención los escasos vecinos de la Plaza de Santa María, con sólo 4, lo que contrasta con todos los censos y padrones posteriores. A falta de estudiar a fondo la documentación de esta fecha concreta podemos tan sólo suponer que el terremoto de Lisboa de 1755, y según las crónicas sobre los daños que produjo, fue el causante. Primero por su cercanía temporal, solo 12 años antes, también sabemos que el grueso de las casas consistoriales se encontraba en la citada plaza, céntrica en lo geográfico y en lo sociopolítico; sabemos que estas casas consistoriales resultaron muy dañadas en el terremoto, con lo cual suponemos que todavía no se habían recuperado los edificios destruidos y, de ahí, su reducido número de vecinos.

Sin querer ahondar demasiado en el padrón veamos ciertos elementos sociales que nos han llamado especialmente la atención:




De menor a mayor, la población de Niebla se compone de 2 nobles, un 1% del vecindario; probablemente con un grado menor de nobleza o hidalgos, dado el carácter señorial de Niebla, dependiente de un grande como el duque de Medinasidonia.


El número de eclesiásticos, 7, comprende tanto al cura párroco como a otros 6 miembros del convento de Santo Domingo, todos empadronados en la correspondiente ubicación.

Como cabezas de familia, a falta del varón, aparecen 15 viudas (7,5%), pero no con su nombre propio, se les empadrona como “viuda de…” y el correspondiente nombre del marido fallecido.

Con el tratamiento de “Don” aparecen 21 vecinos, más los 2 nobles y los 7 eclesiásticos, lo que suponen el 15% del total, normalmente estas personas suelen venir acompañadas de algún cargo político local (regidor, teniente del alcalde, alguacil, diputado, procurador de causas) o empleo de cierta importancia (médico titular, abogado, escribano).

Por último un número importante de personas cuya anotación es la de “color pardo”, 30 vecinos (15%) cuyos orígenes africanos son indudables y corroboran la presencia de descendientes de esclavos que en padrones posteriores se denominarán como de “color moreno”. Todavía en 1950 el antropólogo Arcadio de Larrea cuantifica unos 500 negros en la provincia de Huelva, distribuidos en 5 poblaciones: Huelva, Moguer, palos, Gibraleón y Niebla.

Estos estudios y otros similares hacen que las horas dedicadas al estudio de nuestro Archivo Histórico merezcan la pena. Queremos igualmente felicitar a todos aquellos investigadores que dedican su esfuerzo al conocimiento de nuestra sociedad pretérita.

¡Feliz Día Internacional de los Archivos!

Pelayo Castillo Palacios
Antonio Bonilla Giles


miércoles, 9 de mayo de 2018

LA PESTE DEL XVII EN NIEBLA (IV) DE LO DIVINO Y LO HUMANO


La religiosidad estaba fuertemente implantada en el pensamiento del hombre del siglo XVII, de forma y manera que los designios divinos jugaban un papel predominante en las creencias populares y en el propio devenir cotidiano de sus propias vidas. Por lo tanto en esta crisis que supuso la epidemia de peste no sólo se tomaron medidas de aislamiento físico y prevención médica, también se necesitó de ayuda “celestial” para sobrellevar el terror al contagio.

Como muestra el Corpus; ni siquiera las limitaciones impuestas para las personas venidas desde fuera impidieron que el 13 de mayo de 1649 se nombrasen dos diputados entre los miembros del cabildo para que se acomoden dos dansas, la una de hombres y la otra de mujeres, para que bayan baylando delante del Santísimo Sacramento; estos danzarines se contrataban fuera de la villa, lo que ya suponía saltarse las limitaciones impuestas para los foráneos.

Tampoco las manifestaciones religiosas que implicaban aglomeraciones de vecinos fueron problema ante la posible intervención del patrón de Niebla, ya que en el mes siguiente  Acordose que para el domingo benidero, treze del co- / rriente, se haga la fiesta del bienabenturado San / Ubalabonso, patrono desta uilla, y se digan sus bís- / peras y misa y prosesión; y para ello se conbiden / a todos los clérigos presbíteros y se nombró por dipu- / tado para ello a el licenciado Francisco de la Calle Monsalue, / alcalde hordinario.

No sabemos hasta qué punto los santos patronos de Niebla intercedieron por sus protegidos, pero lo que sí es cierto es que la mortandad tuvo que ser muy pequeña ya que un año más tarde, el 17 de diciembre de 1650 se contrata a Francisco García, vecino de Moguer, y maestro de chirimías[1] para que enseñe a 3 uezinos desta uilla, de forma que puedan tocar en las tres fiestas principales que organiza el cabildo de Niebla, el Corpus, San Walabonso y Santo Domingo de Guzmán; toda esta circunstancia justificada por la reunión del cabildo en el que se trató y confirió que atento a que / la divina majestad de Dios Nuestro Señor fue serbido / de hazerle a esta uilla y sus bezinos tanto fabor de li- / brallos de contaxio de peste, dándoles colmada / salud, en fasimiento de gracias, tienen asentado de / traher a esta uilla a Francisco García… para el pago del referido maestro (mil reales cada uno de los dos años que se le contrata) se ordenó cargar 2 maravedíes en cada libra de carne que se vendiese en la villa.


La celebración de las correspondientes fiestas patronales las podemos comprobar tanto para las de Santo Domingo  para quien este cauildo se acordó que se haga la fiesta acostumbrada/ de Señor Santo Domingo y se compre un toro para garrochas y / con el se traygan otra media dozena de toros para que la / víspera de su día para que se regosije algo la gente y uezinos desta uilla. Un regocijo que no entenderíamos si la situación de la villa estuviese tan castigada por la peste como la propia Sevilla, cuando nos referimos a su enorme mortandad y que veremos más adelante.


            ALGUNOS EJEMPLOS MÁS TERRENALES

            Como final (siempre temporal como defendemos en nuestra búsqueda de información) veremos una serie de casos concretos que nos han llamado especialmente la atención por motivos de diversa índole.

            Ya publicamos en febrero el artículo titulado UNA MUERTE EXTRAÑA EN LAVAPIÉS, que nos sirvió para abrir esta serie dedicada a la peste.

            El 1 de junio de 1649 el licenciado Alonso Baca / a benido de la siudad de Seuilla donde de presente ay mal / de peste de que mueren cada día quatrosientas personas, es un testimonio directo de la alta mortandad que sufrió la capital andaluza; Alonso Baca traía consigo dos mujeres, parientas suyas a las que se les prohíbe acercarse a Niebla ni dos leguas a el rededor de ella con apersibimiento que /  se procederá contra dichas mugueres a expelerlas biolenta- / mente de término desta uilla.

            Otro testimonio de la inflexibilidad del cabildo lo vemos con un criado de el licenciado Bartolomé Gomes Querido que, a algunos días que bino / de la siudad de Seuilla, y a bista de la justicia y diputa- / dos, quemó toda la ropa y calsado de su bestir y que / traya puesta, y se quedó en cueros y se labó con bina- / gre, y hizo otras prebenciones  de linpiesa, y se le mandó re- / tirar a el campo sin que entre en esta uilla, atento a lo referido. Y / bisto por dichos justicias y capitulares y diputados de / la guarda, se acordó que hasta el domingo que biene / se detenga el dicho criado y no entre en esta uilla y que / declarando el dotor Antonio Despinosa de sanidad / del dicho criado, se le de testimonio para que entre en / el dicho domingo venidero.


            Las supuestas propiedades antisépticas del vinagre también las podemos ver en un intercambio comercial que hace un vecino de Niebla, Alonso Sánchez de los Olivos, quien vende 400 libras de tocino  a siertos hombres, uezinos de Alcalá, el cabildo nombra un diputado que marca el lugar de intercambio y la forma de hacerlo: y ellos en- / treguen el dinero; se eche una poca de lum-/ bre para que él se purifique y que sea plata // y luego lo entre en binagre tres días; y en esta / forma, se le da licensia y no de otra manera. /  Pensamos que el uso de la plata está justificado en el pensamiento de que es moneda poco corriente y, por tanto, menos expuesta a pasar de mano en mano y contagiarse.

            Al vinagre se le pueden añadir remedios casi exclusivos de Niebla, de forma que Juan Rodrigues, uezino desta uilla a / treze días que está en el campo a el sol y ayre con que / ya se a purgado bastante que, bañándose en / el río y después labarse con binagre, y que- / mándose la ropa toda de su bestir que a tenido y / tiene puesta, y poniéndose un vestido conosido, / se le da licensia para que entre en esta uilla.

            Quizás el más llamativo, no sólo por ser el que más se trató en los cabildos sino por la persona que se vio afectada es el referente a don Fernando de Salazar, el corregidor de la villa, o lo que es lo mismo, el representante del Rey para Niebla y la tierra de su jurisdicción, un alto cargo (probablemente el más alto) de la vida política local. Don Fernando de Salazar el 7 de mayo de 1649 llevaba 15 días en la ciudad de Sevilla, donde sus vezinos y los de Triana están padeciendo mal de peste y contaxio, llega a Niebla con su hijo y, conocedor de las restricciones locales pide permiso para poder entrar; se resolbió por el dicho cabildo y diputados que / atento a que todos los uezinos desta villa están / ympunando y contra, diziendo la entrada del dicho / licenciado don Fernando de Salazar para el riesgo que puede / benir de haber algún contaxio del que pa- / dece la dicha siudad y que puede ser de notable / daño a esta villa y sus bezinos la dicha entrada / por el peligro a que se expone y abentura / por el dicho contaxio que puede traer. Que por / agora se le deniegue la dicha entrada y que el suso- / dicho se retire por treinta días desta villa fasta que / otra cosa se resuelba  por el dicho cauildo y diputa- / dos y así lo acordaron de que doy fe. /
Y asimismo se acordó que se le escriba a su excelencia de la / caussa que este cauildo tubo para no dexar en- / trar en esta villa al dicho corregidor. /
            Conocedores de la importancia del personaje y para evitar problemas con la corona, se le comunica al Duque de Medinasidonia, señor de la villa.

            El corregidor se retira a la ermita de Nuestra Señora del Pino, pero no espera los 30 días preceptivos, cuando lleva 11 vuelve a solicitar permiso para entrar en Niebla, pero nuevamente se le deniega argumentando que durante su estancia en la ermita le han enviado ropa desde Bollullos, en ese momento afectada por la peste, y también ha recibido a dos mozos que venían desde Cádiz, igualmente apestada.
            Ante la insistencia del corregidor, a los 22 días de alejamiento, el cabildo nombra una comisión formada por la cleresía desta uilla / y el prior del combento  y a otro compañero suyo y a o- / tras personas principales y a el dotor de medisina / para que, con acuerdo y parecer de todos, se tome resolu- / cion en la pretençion del dicho corregidor. /
            Una vez visitado el corregidor las consecuencias fueron las siguientes:
su merced el licenciado Francisco de / la Calle Monsalue, alcalde hordinario desta villa, resibió juramento / en forma de derecho de el dotor Antonio Despinosa / Bocanegra, médico desta villa y de Diego Martín Montalban, siru- / jano, los quales auiéndolo firmado, prometieron de dezir / berdad y siéndoles preguntado desa y declaren el / estado de sanidad en que de presente está el licenciado don Fernando / de Salazar, corregidor desta uilla, y si puede entrar o no en / esta uilla sin que sea en daño y perjuizio de los demás uezinos de / ella. Dixeron que ellos an ydo en birtud de lo acordado / por el dicho cauildo, an ydo a la hermita de Nuestra Señora / del Pino, adonde an hallado al dicho corregidor y le an / mirado y tomado los pulsos, y por la dibina my- / sericordia de dios le an hallado bueno y sano y sin pe- / ligro y con buena complesion y robustisidad y no le a- / llan a lo que saben alcansan  cada uno en su siensia / de médico y sirugía, que tenga ocasión de enferme- / dad de contaxio ni otra ninguna, y esto es la ber- / dad, so cargo de su juramento y el dicho dotor es de sinquenta / años, poco más o menos, y el dicho Diego Martín Montalbán de / quarenta años, poco más o menos, y lo firmaron.
            Lo que supuso el permiso a Fernando de Salazar y su hijo para poder entrar en Niebla.
            Esperamos haber contribuido un poco más a conocer pasajes de nuestra historia iliplense. Seguiremos trabajando en este proyecto que tantos buenos momentos nos está dando.


Pelayo Castillo Palacios y Antonio Bonilla Giles


[1] La chirimía es un viento-madera parecido al oboe y de doble lengüeta, trabajada y labrada con nueve agujeros laterales, de los que únicamente seis están destinados a taparse por medio de los dedos. Las había agudas, altas y bajas. Es el antepasado directo del oboe, y muy similar a la dulzaina.

domingo, 8 de abril de 2018

LA PESTE DEL XVII EN NIEBLA (III) MEDIDAS EXTERNAS


Nos quedamos en la entrada anterior en una villa de Niebla que, al toque de queda de campana, hace que sus vecinos se introduzcan en la ciudad y que sus dos puertas habilitadas a tal efecto se cierren y guarden por los propios vecinos.

Veamos pues otra serie de medidas que se tomaron para evitar el contagio con vistas a los posibles forasteros que viniesen a refugiarse en la ciudad, a comerciar, de visita, etc.

En un principio se tuvo cierta permisividad para con los foráneos, de hecho éstos podían entrar en Niebla siempre y cuando no entren mas / que los que traxeren testimonio autentico y se ha- / gan las prevenciones necesarias en horden a la guarda / desta villa y vecinos della  (cabildo de 21 de abril de 1649). Poco después el 30 del mismo abril, sabemos que se / ban reforsando las nuebas de que ay muchos lugares a- / pestados en contorno de Seuilla, de forma y manera que el diputado que / le tocare cada semana, el qual cuyde que no entre gente / por ella que no sea de toda satisfaçion y que se entienda / bien ende lugares sanos.

No sólo se evita que las personas de fuera entren, también se limitan los contactos de los iliplenses que, por motivos de trabajo, lo hacían normalmente; es el caso de los molineros. Aún nos quedan restos de estos molinos de ribera en ambas orillas del río Tinto en las proximidades de la villa; en ellos se hacía principalmente la molienda de cereales para elaboración del pan; también nos consta por empadronamientos posteriores la existencia de varios molineros entre los vecinos. Intuimos por documentos anteriores a los que tratamos en estos artículos que los molineros trabajaban tanto de día como de noche, pero el 18 de mayo de 1649, el cabildo ordena que las llaves de los molinos se las entreguen a la hora de cerrar la villa al alcalde ordinario Alonso Coronel, quien las tenga en guarda y cus- / todia de noche y que, en siendo de día, se las entregue / para que bayan a moler a sus molinos, y que luego, a la / noche, se las buelban a entregar. Quizás el cabildo no viese cumplidas sus órdenes fielmente, y necesitó supervisión directa, puesto que el día 28 de mayo ordena que por semanas baya un di- / putado asistir a los molineros de pan moler desta villa para / que bea y cuyde de lo que no se muela en ellos a bezinos y luga- / res que padecen mal de peste y contaxio y para que de / sedulas y despachos a personas que binieren a mo- / ler a los molinos, para que los molineros les muelan / y que se les notifiquen que no muelan sino a los que / llebaren dichos despachos, pena de dos mil maravedíes y ver- / guensa pública, los quales diputados bayan por su antigue- / dad.
Un año después, el 10 de mayo de 1650, acordose que atento a que mucha gente de la dicha uilla de / Almonte biene a moler a los molinos del término de / esta uilla, de que puede resultar asimesmo mucho daño / a los desta uilla, baya don Fernando Ramires Destrada, alguacil mayor, / y notifique a los molineros de los dichos molinos, no / muelan a ninguna persona de la dicha uilla de Almonte, pena //   (581rº) de dosientos asotes y de dies mil maravedíes para la / cámara de su excelencia y gastos y para la custodia / y guarda desta uilla y para que mexor benga / a noticia a todos y se guarden, se pregone / en la plasa pública desta uilla. /

Molino de rivera junto a Niebla

Este verano de 1650 también tuvo que ser virulento puesto que no sólo se prohibió la entrada o acercamiento foráneo, también los jornaleros iliplenses vieron limitadas sus actividades, por tanto asimesmo se acordó que se pregone que / ningún bezino desta uilla salga della a segar ny / cabar, atento a que muchos lugares sircum- / bezinos están apestados y se pueden entrar en / ellos sin saberlo las justicias desta uilla, por- / que duermen en los campos y se están lo más de / los días de la semana trabaxando sin benir / a esta billa y no lo quebranten, pena de que / no se les dexará entrar en esta uilla hasta que / sean pasados sinquenta días, y serán conde- / nados en otras penas pecunarias a disposición / de la justicia; llama la atención una de las principales medidas que se toman en los lugares apestados, las personas huyen a los campos, alejándose de los núcleos urbanos, como vimos en la entrada que dedicamos a “la misteriosa muerte en Lavapiés”.

La imposibilidad de trabajar los campos obligó también al cabildo a prohibir que se sacase trigo de la villa, toda vez que el que se dispone es para conserbasion de la salud. Tenemos constancia igualmente de la escasez de aceite en Niebla, el cual se tiene que ir a comprar a localidades vecinas, donde intentan tomar medidas parecidas a las de Niebla y por tanto dificultan y encarecen este básico y necesario producto.

Probablemente Niebla entró en una situación de autoabastecimiento ya que en 1650 encontramos una nueva prohibición que se suma a las anteriores, acordose que ninguna persona benda gally- / nas a persona de fuera desta uilla ni se consientan / gallineros, que las saquen, so la dicha pena. /

Otro colectivo que se ve influenciado por el contagio es el de los pastores. Niebla, como cabeza del condado mantiene una comunidad de pastos con localidades vecinas en los propios y baldíos de las tierras ducales; pero el cabildo iliplense manda que se escriba a Villarrasa, Beas, Valverde y Trigueros para que los pastores no pasen con sus ganados de sus limitaciones que son: / los de Villarrasa del arroyo del Arsobispo acá; a los de Bal- /berde del enzinal acá y a los de Veas y Trigueros de Can- /dón acá. Por quanto se deben guardar porque así es cons- / tumbre y mayormente ay por los ynconbenientes / que puede aber de contaxio y peste y que en esta uilla no se conosen los pastores de las dichas billas y lugares.

            Hasta las relaciones comerciales son controladas por el cabildo, no deja de ser llamativa la forma en que se le permite a un vecino importante de la villa, Alonso Sánchez de los Olivos vender cuatrocientas libras de tocino a ciertos vecinos de Alcalá; la venta es supervisada por el alguacil mayor de Niebla, Fernando Ramírez Destrada y se hace de forma que entregue el dicho / Alonso Sanches de los Olibos el dicho tosino, poniéndolo en / la parte que se le señalare y de allí los harrieros y / personas que lo compraren, lo lleben, y ellos en- / treguen el dinero; se eche una poca de lum-/ bre para que él se purifique y que sea plata // (490rº) y luego lo entre en binagre tres días; y en esta / forma, se le da licensia y no de otra manera. /

            No tenemos claro el ámbito en el que se mueve otro colectivo al que se le prohíbe la entrada, los traxinadores; cualquiera de las dos acepciones de trajinar nos parece válida para esta situación, bien el hecho de transportar y vender mercancías, bien el de moverse de un lugar a otro en busca de trabajo; sea de la forma que sea tenían prohibida la entrada en Niebla.

En julio se ordena que todos aquellos que lleven sus yeguas a pastar a la dehesa boyal lleuen testimonio de salud.

            En febrero de 1651 se toman medidas especiales con respecto a la vecina San Juan del Puerto, tanto es así que la orden de reforzar las guardas vienen directamente de Sevilla:
En este cauildo se acordó que por quanto su merced el licenciado / don Antonio de Urrutia y Aguirre, cauallero de la horden de Calatraba, / del cauildo de Su Magestad y alcalde de corte en la real audiencia de Seuilla, / dexó hordenado de que se pusiesen guardas de a cauallo / que guardasen el término desta uilla para que los uezinos de ella ni / otros de fuera aparte, tratasen ni comunicasen con los uezinos / de la uilla de San Juan del Puerto por quanto por mandado de / su merced el dicho señor alcalde, esta mandó serrar y está serrado el trato / y comunicación por mar y tierra de los dichos uezinos de la uilla / de San Juan del Puerto. Y en su cumplimiento se hizo una / lista y memoria para que por sus días y noche lo / guarden el dicho término desta dicha uilla y el de la dicha uilla de / San Juan del puerto. /
Mapa de Andalucía de 1636

Durante más de dos años se mantuvieron estas medidas de salud pública, lo que atestigua un acta fechada el 25 de julio de 1651:
En este cauildo se acordó que atento a que no sesa el mal del con-/ taxio de la siudad de Moguer y billa de Aljaraque, / y que se an abierto algunos pasillos de lo que estaba / sitiado en el contorno desta uilla, se vuelva a sercar y ta- / piar y se ponga cuydado y bixilancia en la guarda de los  / bezinos desta uilla, y para ello diputaron a Diego Alonso Coronel. /

lunes, 2 de abril de 2018

LA PESTE EN NIEBLA (II) MEDIDAS INTERNAS


Ya vimos cómo se tapiaban las puertas de acceso a la ciudad dejando tan sólo accesibles la de Sevilla y la del Buey, con sus guardas pertinentes.

A la vez que se cierran y guardan las puertas se manda tapiar el arrabal dejando tan sólo una puerta de acceso al Real, que su ponemos es la mencionada en los documentos como “dehesa Real”, en las cercanías de la población.

Para hacer efectivo el cierre de las puertas, el 30 de abril en cabildo se acordó que por quanto cada día se / ban reforsando las nuebas de que ay muchos lugares a- / pestados en contorno de Seuilla, por lo qual se hazen mu- / chas prebenciones en los lugares sircumbezinos para / guardarse de ello y para que esta villa tenga la guarda y / custodia nesesaria, que se saquen dos puertas biejas / que están caydas en el patio del castillo desta villa y que se / aderecen de lo nesesario para que puedan serbir y se pongan / en la puerta del Buey para que de noche se sierren /  con su candado y que las llabes de dicha puerta y la de Sevilla / se le entreguen cada noche enserrandolas a el diputado que / le tocare cada semana, el qual cuyde que no entre gente / por ella que no sea de toda satisfaçion y que se entienda / bien ende lugares sanos. /

En un pequeño paréntesis podemos observar cómo el alcázar ha perdido su papel predominante de residencia del poder señorial, se utiliza como suministrador de materiales de derribo, en este caso unas puertas viejas que están caídas, lo que concuerda con el informe que en 1615 realizan dos maestros de obras mandados por el duque sobre el estado de abandono del mismo y que se acelerará de forma definitiva un siglo más tarde con el terremoto de Lisboa de 1755.

A estas alturas del año 1649 la epidemia ya había llegado a Ayamonte y muchos lugares sircumbezinos de la siudad de Seuilla que llegan del mar, con lo que las medidas de prevención incluyen que sólo puedan entrar los vecinos de la villa y respecto a los de fuera que no entren mas / que los que traxeren testimonio autentico y se ha- / gan las prevenciones necesarias en horden a la guarda / desta villa y vecinos della. Con respecto a las consecuencias de contravenir las órdenes el cabildo comunica que:

Asimesmo que se eche bando por boz de pregonero / en esta villa para que ninguna persona estante ni abitante / ni de fuera aparte tenga osadía a entrar en esta villa / por sima de lo sercado, pena de berguensa pública y de dos / años de mamora(sic) y que yncurran en la mesma pena / los que lo bieren y no lo manifestaren a la justicia /

            Todavía podemos observar en las puertas de nuestra ciudad las posibles piedras quicialeras que servían de alojamiento para los extremos de los quicios de los batientes de las puertas. No se conserva casi ninguna de las inferiores, debido a modificaciones en el suelo de las distintas puertas, pero las piedras superiores, también denominadas gorroneras, siguen visibles en casi todas ellas.

piedras gorroneras de la puerta del Buey (vieja)

            Vista la reutilización de puertas viejas del castillo, éstas no debían ser suficientes para evitar la entrada ya que el 21 de marzo de 1650 acordose que para la mejor guarda desta uilla / atento a que la puerta del Buey se puede en- / trar en ella por sima de la puerta, que se bus- / quen unas tablas para que se tapen con ellas / las partes por donde se puede entrar


            Mención especial merecen el arrabal, tanto el viejo como el nuevo, ya que sus habitantes fueron más reacios a dejar sus posesiones para introducirse dentro del recinto amurallado.

            El día 1 de mayo el cabildo acuerda que:
…se pregone públicamente / por ante la justicia y escribano que de ello de fe / en el arrabal nuebo y viejo desta villa, que todos los / bezinos de ella dentro de tres días se entren con sus co- /sas y familias dentro de la cerca desta villa a / vivir y abitar, atento a la noticia que se tiene / que en los lugares muy sircumbezinos deste ar- / sobispado ay peste y males contaxiosos / por causa y razón de que por los arrabales se / puede con mucha facilidad entrar en ellos y re- / sultar en mucho daño y perjuizio desta villa y / vezinos de ella y para que sesen semejantes da- / ños se haga y publique el dicho pregón para // (478rº) que nadie lo inore se publica hoy, dicho día / y mañana, dos del corriente mes; y el que no lo / hiziere, la justicia a su costa le apremiará a/ ello, siendo pasado el término además que queda / otras penas a el adbitrio de la justicia, y que les se- / ñalara casas a cada uno en que abite conforme / su familia. /
            Llegado el día 3 de mayo, los vecinos del arrabal solicitan al cabildo poder permanecer en sus casas, toda vez que se han cercado y tapiado las salidas al campo, tal y como ordenó el propio cabildo, pero la petición es denegada y se nombra una comisión formada por un vezino del arrabal y otro de la / billa, con asistencia de un diputado, luego que los / uezinos del arrabal se ayan recoxido a esta villa, / todas las noches asistan en la dicha arrabal, guar- / dando hasta el día los muebles y trastes que los / dichos uezinos dexaren en las dichas sus casas, de modo que / no se lo gurten ni entren personas por las sercas que / tienen echas. Y esta asistensia  a de ser desde prima / noche hasta el día, procurando con toda diligencia / lo referido. /

situación del arrabal en 1810, coincidente con la actual y suponemos que en el XVII

Dada su situación extramuros, el arrabal es una zona en continuo conflicto, entendemos que sus vecinos fueron descuidando voluntaria o involuntariamente las obligaciones impuestas por el cabildo de la villa, tanto es así que en marzo de 1650 obligan a Martín Esteuan y Manuel Gonçales, representantes de los vecinos del arrabal, a sobrebordar paredes y tapias, cerrar portillos y servidumbres a piedra y lodo, y todo ello a su propia costa, teniendo en cuenta que los gastos del primer tapiado corrieron por parte del cabildo en 1649, entendemos e interpretamos que las autoridades vieron cierta intencionalidad y dolo en la dejadez o reapertura del arrabal, por lo que les obligan a repararlos de su propio dinero, incluso les obliga a pagar 20 ducados para la guarda y custodia de la villa.

La única puerta que se deja comunicando el arrabal con el Real, suponemos que el camino que llevaba a Valverde y Beas, se cierra a la vez que las de la villa, las puertas de Sevilla y del Buey; siempre al toque de campana que anunciaba la noche y, por tanto la prohibición de entrar o salir de la villa.

Pelayo Castillo Palacios
Antonio Bonilla Giles