"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

El blog de Pelayo Castillo Palacios

martes, 29 de enero de 2013

DE NUEVO A LA TRABAJADERA


No soy fumador ni bebedor asiduo, pero reconozco los síntomas del “mono” o síndrome de abstinencia en cuanto aparece después de las Navidades. Cierto es que desde Nochebuena ya se van cruzando contigo y te preguntan ¿cuándo empezamos?... que tengo unas ganas… y esas mariposas del estómago revolotean cada vez más, entre villancico y villancico se cuela una marcha en el mp3.

Pues bueno, ya están aquí, desde el pasado viernes con la “igualá” comenzamos los ensayos de costaleros, preparando la Semana Santa. Poco a poco se van acercando a la casa de la Hermandad a la llamada de los capataces; casi todos son rostros conocidos y repetidos de años de trabajo en el “palo”.

A los nuevos se les nota, miran tímidos y con cierta desconfianza las bromas y comentarios de costaleros que, en algunos casos hace casi un año que no se ven y parece que acaban de salir del paso tras un relevo en Miércoles Santo. Es una camaradería sana y que te rejuvenece, no ya sólo por la edad porque algunos peinan tantas canas como yo o simplemente se les ve el cartón, incluso hay quien lleva dos o tres años diciendo lo mismo éste es el último, el año que viene ya no salgo, a lo que hay que responder tiempo al tiempo, que luego llega el miércoles y os volvéis a enganchar.



Me recuerdan a las tortugas marinas y a los salmones de los documentales, todos los años acuden a la “llamada de la naturaleza”, para incubar su fe, a su manera, irreverente incluso si me apuras, pero con una entrega que moralmente es incuestionable.

El Día Grande lucirán sus mejores galas, pantalón de algodón, camiseta, faja y costal, casi todos igualitos, pero el verdadero valor del viernes radica en lo multicolor, en la variedad; algunos vienen directamente del trabajo y se fajan con las botas de seguridad aún calzadas, otros llegarán tarde porque hasta las 10 no sale del trabajo, directo al ensayo sin pasar por casa, con prisas porque mañana hay que levantarse temprano otra vez.

No faltan las ausencias, la salud, el trabajo fuera, los turnos, las enfermedades de los hijos, pero por suerte son más de ocho ensayos los que nos esperan, la envidia de muchas Hermandades de pueblos vecinos, donde apenas se hacen dos por falta de "valientes".



Son un caso cada uno y un ejemplo entre todos, son los que a ritmo de CD (ya hemos superado los radio-casettes) pasearán por nuestras calles todos los viernes por la noche, son mi familia cofrade, son… mis hermanos costaleros.


domingo, 27 de enero de 2013

ELENA WHISHAW Y LA JUSTICIA HISTÓRICA


El viernes pasado, en nuestra iglesia se produjo un “acto de justicia histórica” de la mano de nuestro paisano Juan María Acosta Ferrero, quien presentó su último libro titulado Elena Whishaw en Niebla, 75 años después.


Coincidí con Juan María en las aulas de la Universidad de Huelva allá por los años 1993 al 95, cuando yo comenzaba mi formación en Historia, supongo que ese interés común por nuestro pasado y el cariño a Niebla ha hecho que intercambiemos algunas veces (muchas menos de las que me hubiese gustado) pequeños datos sobre nuestro acervo cultural. Me he leído sus dos publicaciones anteriores sobre “La inglesa” y no podía perderme la presentación de este nuevo libro. Así que vuelvo a agradecerte esa llamada personal que me hiciste el jueves invitándome a tu acto, supongo que la otra invitación, la oficial, se quedaría “traspapelada” en la mesa de la persona encargada de repartirlas, a la sazón la misma que cobra por llevar el gabinete de prensa y que no es capaz de diferenciar intereses personales de obligaciones profesionales.

El título de mi artículo, la justicia histórica de la que hablo es la misma en la que creo que se hizo cuando Juan María Acosta arrojó luz con un trabajo impecable sobre este personaje iliplense de adopción y sentimientos; Doña Elena colocó a Niebla a una altura científica (para su época) que no ha vuelto a tener. No voy a ahondar en las publicaciones, simplemente os aconsejo que las leáis y descubriréis un personaje fascinante que vivió en unos tiempos tan convulsos para Niebla como para el resto de España.

En mi infancia, “La Inglesa” era aquella que se dedicó a expoliar Niebla y a llevarse “nuestras cosas” a los museos de Inglaterra, que tenía una actitud caciquil con los iliplenses, en definitiva, la culpable de todos los males culturales y patrimoniales de nuestro pueblo. Sinceramente creo que es una creencia popular que se fraguó a base del famoso “comadreo de pueblo”, aunque también creo que gran parte de culpa la tuvo su principal rival en cuanto a la investigación histórica de nuestro pueblo, Cristóbal Jurado Carrillo, de quien ya he publicado alguna cosa. El mismo púlpito desde el que el viernes se recuperaba la imagen de Elena Whishaw, probablemente sirvió para crear gran parte de su “leyenda negra”, al menos es mi opinión desde lo que hasta el momento he leído y oído de diversas fuentes. Es por esto último por lo que considero que recuperar la vida y obras de Doña Elena es restaurar su memoria con un merecimiento tal que sólo alguien que lleva más de 20 años estudiándola podría hacerlo.

Os recomiendo encarecidamente que leáis cualquiera de los libros de Juan María Acosta sobre “la inglesa”, a mí personalmente me han enseñado a querer Niebla un poco más, tal y como hizo hasta su muerte Ellen Mary Willians.


Gracias Juan María por la dedicación prestada a este ilustre personaje, que es todo un obsequio para los que nos interesa la historia de nuestro pueblo.

sábado, 19 de enero de 2013

IMPRESIONANTE CARTEL

        Hoy se ha presentado el cartel del VIA CRUCIS NAZARENO DEL CONDADO, que tendrá lugar en Niebla el 22 de febrero.

        Es un evento que no os podéis perder, tan sólo imaginad lo que suponen 15 Hermandades con sus cruces de guía realizando las estaciones de penitencia alrededor de nuestra muralla. Si la belleza del cartel es una muestra de lo que veremos sobra decir que eventos como este son los que verdaderamente realzan nuestro pueblo.

        Sobre el cartel me quiero detener un poco más, es obra de dos artistas, padre e hijo, uno capataz del paso de Padre Jesús, el otro costalero del mismo paso. Sebastián Breva y Sebastián Breva han realizado una obra de arte, de esas que cuando te la adelantan por internet te impacta y que estaba deseoso de que hiciese su presentación oficial para poder mostrarla con orgullo en mi blog.

         De composición seria y austera, como requiere la ocasión, la faz del Nazareno parece asomarse desde detrás de sus murallas contemplando el camino de Calvario por el que tendrá que portar la Madero de Vida, la Cruz que remidirá al mundo; su rostro de oración , de conversación con el Padre, se enmarca en la oscuridad que nos embargará su muerte, pero Jesús está sereno en su dolor, conocedor del final de resurrección de los hombres con su vivencia como ejemplo.

         Sencillamente genial, impresionante imagen digna de la mejor Semana Santa.

         ¡Enhorabuena artistas!

martes, 15 de enero de 2013

EL PUENTE ROMANO


            Bueno, aquí estamos retomando la Historia de Niebla por donde la dejamos hace casi un año, con el casi siempre supervalorado mundo romano.

            Una vez pasado el 2012, cerramos el ciclo del 750 aniversario de la conquista de la ciudad y del reino de Niebla por Alfonso X, con un bagaje paupérrimo en cuanto a conmemoraciones por parte de nuestro consistorio; como historiador me hubiese gustado algo más de interés por nuestra Historia, pero parece ser que ni a Ayuntamiento con su supuesto Gabinete de Prensa ni a quien se beneficia del patrimonio les interesa fomentar la imagen de nuestro pueblo hacia el exterior, como diría un amigo “esto… pa pueblo está bien”. Esperaremos tener mejores gestores para el 800.

            Entremos en materia más seria, la Ilipla romana. Concretamente hablaré sobre otro de los monumentos que suelen aparecer en publicaciones más o menos serias, fotografías, internet, etc. El puente romano.



            A pesar del nombre, por desgracia el carácter romano del puente sobre el Tinto no es más que eso, un nombre. En la actualidad no se conservan estructuras claramente de factura romana, son varios los elementos que pueden hacernos creer que, al menos en origen, fue de construcción romana (o anterior):

-        -       Su ubicación. Ya se ha comentado que la razón de ser de la ciudad de Niebla, es controlar el acceso desde el mar hasta el valle medio del Guadalquivir y viceversa, control que se ejerce desde el vado del Tinto, defendido además desde las alturas. Por tanto si existe una ubicación lógica es la actual.
-       -   Elementos constructivos como el arco de medio punto de sillería, los tajamares (aguas arriba), prismas triangulares y cilindros (aguas abajo). De posible diseño romano, pero ocultos o embutidos en estructuras externas.

De esta forma tenemos un puente que ha sufrido muchas remodelaciones a lo largo del tiempo, de las que destacamos la voladura de la parte central durante la Guerra Civil, aunque también en época musulmana, durante el reinado de Carlos V, en el siglo XIX, etc.


lunes, 14 de enero de 2013

FELIZ CUMPLE, MI NIÑA


Naciste un 14 de enero llenándonos de alegría, ilusión, miedos, inexperiencias…

Con también 14 añitos recién cumplidos te marchaste dejándonos desamparados…

 Hoy todavía no puedo escribirte, mi niña; por eso tengo que elegir palabras ajenas, una historia de tristeza y esperanza por el hijo perdido.

Feliz cumple mi vida.


¿Dirías mi nombre si te viese en el cielo?
¿Sería lo mismo si te veo en el cielo?
Debo se fuerte y continuar
Porque sé que no correspondo aquí, al cielo
¿Agarrarías mi mano si te viese en el cielo?
¿Me ayudarías a pararme si te viese en el cielo?
Encontraré mi camino a través de la noche y del día
porque sé que no me puedo quedar aquí, en el cielo.
El tiempo puede tirarte,
El tiempo puede vencer tus rodillas,
El tiempo puede romper tu corazón.
¿Estuviste pidiendo por favor?¿pidiendo por favor?
Detrás de la puerta
hay paz, estoy seguro,
y sé que no habrá más lágrimas en el cielo.
¿Sabrías mi nombre si te veo en el cielo?
¿Sería lo mismo si te veo en el cielo?
Debo ser fuerte y continuar
Porque sé que no correspondo aquí en el cielo.

sábado, 12 de enero de 2013

EL PREGÓN, CON TODO MI CARIÑO.


Hay cosas que se gana a pulso, y esta entrada es una de ellas. No hace mucho en  REFLEJOS DE MI NIEBLA se dieron a conocer con un pequeño intercambio de comentarios mi cuñada Rosario y Jana, la seguidora que me regala comentarios con todas las entradas que hago, mi amiga de la infancia. Quedó pendiente una petición sobre el pregón que leí en las fiestas de la Virgen del Pino en 2004. Reconozco que fue el pistoletazo de salida para todas mis posteriores publicaciones, el que me quitó los miedos y vergüenzas.
Considéralo como un regalo de Reyes atrasado, por haberte portado tan bien con “Sentimiento iliplense”, te cuelgo el pregón con todo mi cariño, amiga Jana.



PREGÓN DE LAS FIESTAS 2004




            Niebla, 7 de septiembre de 2004


            Excelentísimo Sr. Alcalde de la Ciudad de Niebla.
            Sra. Presidenta y Junta de Gobierno de la Ilustrísima Hermandad de la Virgen del Pino y Santos Mártires San Walabonso y María.
            Srta. Fátima Contreras Rodríguez, Reina de las Fiestas,  Corte de Honor entrantes. Reina y Corte salientes.
            Afectos venidos de cualquier localidad.
            Estimados ciudadanos de Niebla, presentes y ausentes.
            Amigos todos.

            Virgen del Pino, titular de estas fiestas y Señora de Niebla. Santo y seña de tantos iliplenses de dentro y de fuera, que en tus días de soledad invernales en la ermita, sigues siendo la luz del faro que guía la fe de la mayoría de los niebleros. En este septiembre, tu mes, regresas entre tus hijos para volver a gobernar la nave del pueblo, para ser su mascarón de proa que desafiando la tormenta, rompe sin temor las olas. Cuántas oraciones para tus oídos, cuántas peticiones y vivas de tus fieles gentes de Niebla. Incluso para los que no somos practicantes o creyentes, tu imagen es una referencia luminosa en el alma porque significas Niebla, alegría, familia, paisanos, amigos, amor, en definitiva, todo lo bello que ansía nuestro ser.

             Con vuestro permiso comienzo este humilde pregón.

            Hace aproximadamente un mes, cuando desde el Ayuntamiento se me propuso ser el pregonero de estas fiestas, pensé que uno de esos momentos con los que sueñas desde niño me había arrollado sin saber cómo. Qué poco podía imaginar en ese momento lo difícil que es expresar sentimientos con palabras, plasmar en unas hojas vivencias, lugares y sensaciones que he compartido con muchos de vosotros. Nunca había afrontado semejante reto, tarea doblemente ardua, ya que en mi vida siempre prevalece la razón y la ciencia sobre los sentimientos y la fe.

            De esta manera sólo me quedaba abordar esta exposición desde mi particular y  subjetivo punto de vista. Nada más lejos de mi intención que ofender a alguien y si por error así fuese, mis disculpas de antemano; lo único que pretendo es compartir con vosotros todo lo que siento cuando traspaso cualquiera de nuestras árabes puertas y me zambullo entre estas calles y plazas.

            Expuestas mis razones, quisiera dedicar el pregón a toda mi familia, comenzando por mi mujer, Nuria, sin cuyo apoyo y compañía mi vida hoy no tendría sentido. Que al igual que vosotras Reina y Damas, como tantas otras jóvenes iliplenses anteriormente, subió aquí luciendo sus mejores galas en otra noche donde los nervios afloraban incontenibles, donde el antiguo ritual de paso que transforma las niñas en mujeres, encumbra durante un año vuestras bellezas.
También es para mis hijos, de los que espero sean mejores niebleros que yo y que valoren la justa medida de este pregón cuando sean mayores.

Pero a quien especialmente quiero dedicar estas palabras es a aquella que mientras me hacía dar interminables vueltas a la masa de los mejores roscos de aceite que jamás volveré a probar, me hablaba de una ciudad de decuriones romanos, de princesas y reyes moros, de campanas de oro, de cristianos asustados por truenos de pólvora, de una inglesa que se paseaba en parihuelas y que se llevó “nuestros tesoros” a los museos de su país, y de mil imágenes más que fueron grabándose a fuego en mi infantil mente. Especialmente para ti abuela Concha; “Conchita Molina” que, como ella misma se gustaba definir “más nieblera que los cernícalos de las murallas”. Para ella esta ciudad siempre fue su punto de referencia, su norte, su vida.... y ella me enseñó a quererte, a su Niebla.


¿Cómo empezar? Todos mis predecesores en este alto honor han puesto el listón muy alto, pero prometo intentar estar al nivel. Por mi condición de iliplense lo más fácil sería ensalzar las bellezas y virtudes de nuestro pueblo, o si por otra parte atiendo a mi vocación y estudios de historiador, podría aburriros con datos por todos ya conocidos, pero para eso están los libros. Así que comenzaré por lo más difícil: un acto de reflexión, una pequeña “llamada de atención”.

Parafraseando a Napoleón en Egipto podría deciros que “desde estas tierras 3000 años de Historia os contemplan”. Pero ¿qué estamos haciendo nosotros para continuar esta Historia? Creo que casi nada. He conocido muchos lugares que no poseen ni la décima parte de la  belleza de Niebla, pero donde sus habitantes se vuelcan con lo poco o mucho que tienen, empujan todos en la misma dirección, se apoyan unos a otros. Tras mucho estudiar el devenir de los niebleros durante el paso de los siglos, he llegado a la conclusión que, desde la toma de la ciudad  por Alfonso X, Niebla enfermó de “apatía ciudadana”, mal que aún nos atenaza. Nos conformamos con lo de siempre, que suele ser poco, preferimos lo foráneo, incluso zancadilleamos las iniciativas de nuestros propios paisanos, aquí nadie puede ser profeta en su tierra, ¡si hasta el mismo San Walabonso tuvo que serlo en la califal Córdoba! Perdonad mi sinceridad y crudeza, pero es lo que observo desde el prisma de alguien que lleva más de 20 años trabajando y viviendo fuera. Hay una frase de John Fiztgerald Kennedy que nos viene al pelo: “no nos preguntemos qué puede hacer Niebla por nosotros, preguntémonos qué podemos hacer nosotros por Niebla”

            Leyendo pasados pregones he reconocido fiestas, lugares, momentos y personas; pero la mayoría pertenecen a otras generaciones, a historias de mis padres y abuelos. Casi no recuerdo el casino de la Plaza con sus bailes, yo pertenezco a los años de la discoteca de “El Chori”, “la Spider” y a los primeros pubs. Tampoco tuve la opción de bañarme en la ollita, como mucho, en la presa de “El Goro”; apenas celebré la romería en la antigua ermita de la virgen. Por supuesto que recuerdo la plaza de toros de palos tras la iglesia, con los pases de “Torito” o con Morente travestido de mujer haciéndonos reír desde su bidón, pero para mí las tardes de vaquillas no me suenan a “Quijoles”, éste nombre trae tardes de ensayos en el colegio y un sinfín de desfiles y pasacalles con la banda, ¡otra de tantas grandes pérdidas!, ese grupo de esforzados niños que aglutinaron Juan de la Cruz, Quijoles y Barrera, con la musical ayuda de Juanito y Juan Muñoz, para formar esa banda, empresa que hoy día a cualquiera asustaría, pero ellos asumieron como propia e hicieron pasear el nombre de Niebla por muchas calles andaluzas; poco os puedo contar sobre la banda tras el brillante pregonero que me precedió en este atril el año pasado.
  

            A lo que no he podido faltar ni un sólo año desde que os dejé para estudiar y trabajar es a estas fiestas. Las fiestas de la Virgen del Pino siempre han sido muy especiales para mí. “La Señora de las Murallas” es el imán que todos los años atrae a no creyentes y a creyentes más o menos practicantes al punto donde sus raíces se hunden con fuerza: a la Niebla que antiguos viajeros como Al-Udri, o Idrisi llamaron Al-Amra, “La roja”, maravillados por el color de sus altivos muros. Muchas familias niebleras tenemos seres queridos allende el Tinto, entre los cuales me incluyo, los cuales realizamos nuestra particular migración septembrina para volvernos a abrazar una vez más con nuestros seres queridos a la sombra de estos vetustos torreones.

            Estas fiestas son herederas directas de otras muy antiguas y paganas celebraciones, ya nuestros ancestros hispanoromanos, iberos y tartesios festejaban el final de la recolección de los frutos estivales de la tierra, como la espiga de grano representada en las monedas romanas que se acuñaron en esta Ilipula. Más propia incluso de estas fechas es la vendimia de la uva. Ambas actividades he practicado de niño, pero de especial recuerdo es el dorado fruto de la vid. Aún puedo sentir como mi abuelo Mercedonio nos levantaba antes del alba ya con el carro y el mulo aparejados para tomar el camino de las viñas viejas, atravesando el puente romano todavía entre dos luces, con el suave traqueteo del carro que no contribuía precisamente a espabilarnos; más tarde, con el astro rey ya despuntado, al tajo hasta que aprietan demasiado el sol y las ganas de comer; el regreso a casa sudorosos, cansados, satisfechos, aprendiendo a trabajar. La merecida siesta vespertina, interrumpida por los gritos de Aragón pregonando con su carrito el “politanielpolo” “el polilado”, o tal vez los cohetes que preludian las capeas.


            En los meses de estío previos a las fiestas, diversiones inacabables, donde cambiábamos los juegos en el “patio chico” o el “patio grande” del colegio San Walabonso por otros no menos divertidos en la Plaza de San Martín o de Santa María: “borriquito la ventana”, “hilo negro”, “bandera”, “el bote”, “piola”  y tantos otros;  juegos donde el elemento que nos unía no se llamaba internet, chat o línea ADSL, que tan extraño me suena, esos factores comunes a todos nosotros y del que teníamos a espuertas eran la amistad y las ganas de vivir. Antonio, Vicente, Nicolás, Pedro, Jesuli, “el Noni”, Andrés y otros tantos que suenan a alineación de equipo de fútbol saltando a disputar nuestra particular Champions League en el campo de los “pachichis” de porterías fabricadas con palos cogidos en las maderas de Camacho. Éste y más grupos de amigos que compartíamos hasta los flash congelados comprados en el quiosco de “La Chica” o de Dolores.

 Añorados tiempos en los que nos colábamos aquí en este castillo, saltando la tapia a costa de algún que otro rasguño en rodillas y codos, pertrechados con tarascas y cerillas con las que inventar fantásticas batallas en las que siempre salíamos victoriosos.

Cuando la noche va tomando las calles ya es hora de volver a casa, “quedamos mañana, en el mismo sitio, a la misma hora”. En casa tu madre “que hay que ver cómo vienes”, “que dónde te has metido”, “que no se te ocurra acercarte a las vías del tren”; pero tras la regañina, una cena reparadora y las mejores tertulias que pueda haber, no hablo de telebasura ni de concursos insustanciales, hablo de puerta de calle y silla de enea, puede ser mi puerta, puede ser la del vecino, pero todas las aceras se van poblando de amigos buscando el fresco de la noche para sencillamente hablar, de cosas simples, sin importancia, de cosas nuestras; con las mismas estrellas que hoy nos contemplan como testigos de excepción.


            Para mí Niebla es como una mujer de la que siempre estaré enamorado incondicionalmente, sin pretensión de ser correspondido. Niebla es esa joven como todas las que han pasado por este escenario, como vosotras, que encarnáis los cinco sentidos de la vida:

            Niebla es el tacto áspero e irregular de los tapiales de la muralla, sillar romano con argamasa musulmana, conformando la corona que ciñe nuestro pueblo. Es tacto silvestre y espinoso de tagarnina y espárrago que tanto me gustan coger en inacabables paseos con mi hermano Félix, con los que, como diría un gran amigo, “comulgar con la naturaleza” Tacto agreste de mis mayores, surcados de arrugas en sus curtidas pieles de hombres de campo, que en silencio regaron con su sudor nuestra sedienta tierra. Es el tacto a Semana Santa, pies calzados de esparto, que ansían rachear tus empedradas calles a la voz del capataz; ¡a esta es! para elevar a Padre Jesús o a La Virgen de los Dolores a nuestro cielo iliplense.

            Quizás el oído. El inconfundible llamar a la colaboración de la semicentenaria tómbola. El sonido cantarín del Lavapiés cuando fluye junto a tu morada en la ermita, o el tumultuoso fragor del Tinto si viene crecido y martillea incesante los pilares del puente que largo tiempo atrás dejó de ser romano. Sonido repiqueteante y cansino a carrito cargado de bebidas del que tiramos Merce y yo durante tantas tardes de reparto. Ecos metálicos de campanas a las que los monaguillos llamábamos “la Dong”, “la Ding” y “la Dang”, que otrora sustituyeron con sus cristianas llamadas la musulmana voz del muecín llamando a la oración el viernes desde el alminar de nuestra mezquita-iglesia, campanas hoy sujetas al esclavista horario de una maquinaria.

            Niebla tiene sabor. Sabor serrano a nueces, peros y castañas en “Tosantos”. Sabor dulce de “palo dú”, uvas pasas, pestiños, torrijas y alfajores. Sabor áspero y duro como la tierra donde crece la uva palma y las gamboas, tan imprescindibles en las capeas como las pipas de calabaza. Sabor asfixiante de los primeros cigarrillos compartidos en la clandestinidad juvenil. Sabor terciopelo de besos de joven y mujer amada.

            ¿Cuál es el olor de mi pueblo? Huele a verde junco, romero y retama en Corpus. Huele a blanco azahar en los naranjos de la plaza. Huele intenso y fresco en las calderas de esencia. Huele amarillo polvoriento y a sardina en el real de la Feria. Huele a  serrín mojado en el suelo y a madera de bocoy en las tabernas del “Babieca” y “Lagares”. Huele a cera encendida en los cirios que, como otros cofrades,  portan Alba y Lidia el Viernes Santo, mis hijas de ojos grandes y oscuros que son como todos nosotros fruto de la amalgama de todas las culturas que dejaron su impronta en Andalucía y particularmente en Niebla. No nos engañemos, pese a quien le pese, somos fieles reflejos de judíos, musulmanes y cristianos que nos precedieron; que en Niebla tuvieron una pacífica y fructífera convivencia de la que hoy deberíamos aprender.

            Al final la vista. El inconfundible ocre del  romano Urium, el musulmán Wadi Lahsar, o el moderno Tinto, que en su curva abraza a Niebla desde sus orígenes acunándola y protegiéndola; ese mismo tono rojizo de las murallas que tanto contrasta con las cada vez menos blanqueadas fachadas. También son miles los colores de nuestra romería, cuando las niebleras se engalanan de volantes y botos camperos, como coloridos son los caballos y charrés adornados para la ocasión. Alegre multicolor son también el pasacalles del carnaval o la Cabalgata de Reyes.

            Dicen que una imagen vale más que mil palabras, si tuviese que elegir una lo tengo bastante claro.
            Me quedo con la de mis mayores sentados en los bancos de la Puerta del Buey; aquella desde donde Ibn Mafoz, señor de Lebla intentó engañar al rey Sabio. Abuelos de cabellos ralos y blancos, de nudosas manos apoyadas en igualmente nudosos bastones de olivo o acebuche, contemplando un sol de la tarde, entre rojizo y miel, que se marcha por el camino de Huelva. Esos abuelos hablando pausadamente de sus cosas, con el cuerpo y el alma satisfechos de toda una vida de entrega.

            De la misma manera veo salir al abuelo Félix, quien vino para quedarse desde la Granada de Boabdil, con su nieto de la mano haciéndole mil y una preguntas con mi misma curiosidad infantil por el camino tantas veces recorrido, puerta del Buey, Cruz del Concejo, Ronda de Jerusalén, Puerta del Socorro, hasta llegar a sus juguetes preferidos: los cañones de esa Artillería tan unida a Niebla; en definitiva aprendiendo a ser nieblero viviendo cada rincón con sus juegos.

Es la imagen a la que aspiro, a poder en un futuro sentarme en esos mismos bancos, feliz de haber hecho todo lo que estuvo en mi mano por mejorar mi pueblo. Junto al apeadero que tantas y tantas veces me ha visto partir y regresar desde Sevilla, Cádiz, Madrid, Lérida, Huesca, Galicia, Turquía, Bosnia Hertzegovina.... donde he tenido el honor de ser abanderado de mi pueblo, defendiéndolo siempre a capa y espada. Es junto a ese apeadero donde me gustaría declinar mis días, hasta que el sol que baña nuestras murallas me  lleve   hacia donde muere el Tinto, y de esta forma fundirme con él en un abrazo eterno.

            Pero antes tengo mucho que vivir, para sentarme con mis nietos en la Puerta del Buey y hablarles del decurión romano Clodio Fabato, de princesas y reyes moros, de Campanas de Oro, de cristianos asustados y de los mejores roscos de aceite de mi abuela Concha.
  
            Los que me conocéis sabéis que no soy hombre de grandes exaltaciones ni de vítores. Hoy, mi ¡viva Niebla! Lo hago desde dentro y hacia dentro, es por lo que sólo puedo despedirme rogándoos que desde esta noche queráis un poquito más a Niebla; y deseándoos que disfrutéis de estas fiestas con vuestros seres queridos.

            Amigos, humildemente y de todo corazón GRACIAS, MIL GRACIAS.

            Niebla, a 7 de septiembre de 2004

jueves, 10 de enero de 2013

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, HERMANO!


            Hace unos años, por circunstancias que muchos conocéis, decidimos conmemorar el cumpleaños de los seres queridos que se han ido, en vez de la fecha de su muerte.

            Hoy es 10 de enero, y mi hermano Merce habría cumplido 45. Creo, o quiero creer que estará en algún lado, con una cerveza en la mano y escuchando música a todo volumen, probablemente algún buen grupo Heavy, de los clásicos, mientras saborea un cigarrillo, al fin y al cabo donde estés no te va a hacer daño.

            He elegido este tema por muchas razones, la del título y letra es obvia; pero me enseñaste a apreciar esa “música estridente”; es un tema que me recomendaste en muchas ocasiones, cuando me hablabas de una historia entre una banda de rock y el componente que la abandonó, hasta ahora nunca la había escuchado completa.

            Allá donde estés disfrútala…


            Un abrazo fuerte, siempre.


miércoles, 2 de enero de 2013

HASTA SIEMPRE "MINIDIÁLOGOS"




Confirmado de viva voz: Minidiálogos cierra un ciclo y da el relevo a otro blog no menos interesante.

De no haber sido por la fecha hubiese jurado que era una inocentada con dos días de adelanto, pero Carlos, mi amigo Carlos, me ha enseñado a amagar y sorprender, a hacer atractiva la lectura, así que la sorpresa debería esconder algo más, a Dios gracias.

¿Qué decir?, pues nos encontramos otra vez con la feliz y dolorosa tarea de comunicar sentimientos con palabras.

Con Minidiálogos se me marcha parte de la rutina diaria, la de Niebla vista bajo el cristal de alguien a quien admiro; no creo equivocarme si afirmo que he realizado más visitas al blog de Carlos que al mío propio. En la barra de marcadores de favoritos pincho Niebla, bajo el cursor y llego hasta Minidiálogos, “¿con qué nueva me sorprenderá hoy?”: sesudas y profundas reflexiones, vivencias ajenas compartidas, entrevistas y recuerdos de paisanos, noticias de las misiones, bodas, bautizos y comuniones, desayunos con lecturas… todo aquello que consideraba importante para los que nos confesamos sus asiduos y fervientes seguidores; eso sí adornado con innumerables fotografías de las que me he servido sin pudor en algunas ocasiones.

Existe otra razón no visible (que no oculta) para lamentarme del adiós: la gran mayoría de visitas que se hacen a mi blog vienen desde Minidiálogos, es algo que, como administrador, puedo consultar desde dónde se me visita; evidentemente en buena parte es culpa mía porque cuando alguien me preguntaba cómo llegar a mi blog me era más fácil responder: “entras en el blog del cura, Minidiálogos, y una vez allí, a la derecha buscas Sentimiento Iliplense”, en cierto modo a todos aquellos que me seguís de esta forma os comprendo al haberos quedado “cojos de una pata”. Ahora mismo me siento huérfano de hermano mayor, algo totalmente novedoso para el mayor de seis hermanos.

Decir que agradezco Las horas de lectura sería poco, Minidiálogos fue el detonante para que yo mismo me lanzase a este mundo blogero; aún recuerdo la pequeña reunión en tu casa, con esas breves nociones que allanaron tanto el camino que quería iniciar, hoy llevo más de un año en la brecha y sin el empujón inicial de mi mentor hubiese sido mucho más difícil. ¡Si hasta fuiste mi primer seguidor!

Como dije al principio, se cierra un ciclo para comenzar otro, me queda la pena del principal referente iliplense, no del tablón de anuncios local como en ciertos momentos se ha querido malinterpretar desde numerosos lugares; cuando digo referente iliplense hablo de personas, de sentimientos, de experiencias conjuntas, de paisanos que llegan y de paisanos que se van, de ese calor humano que sabiamente Carlos, mi amigo Carlos, nos has sabido comunicar, en definitiva son tus diálogos, no tan “minis” como nos has querido vender, expresados en voz alta.

Siempre me llamó la atención de tus homilías, tanto desde el púlpito como desde cualquier otro ámbito el uso repetido de la experiencia, de hecho interiormente sigo sonriendo cuando te escucho y te llamo en la intimidad “el hombre de las vivencias”, supongo que tu formación misionera de tantos años habrá influido. Ahora nos sorprendes con un libro que por lo que adivino entre nuestra conversación y lo poco que hasta ahora he leído en el mismo va a tener sobredosis de vivencias. Mi primera entrada (hoy) me golpea con una fotografía brutal, perdona la expresión pero duelen los ojos ante tanta belleza, de Chile. Leeré pausadamente tus capítulos disfrutándolos con la sana envidia de quien también desea escribir el suyo propio. Por cierto, no te vas a librar de mis críticas, así que comencemos por la primera, “los últimos cartuchos” suena demasiado a final, no te pega como título, la alegría con que haces todo no se ve reflejada en la palabra "últimos". Ya que lo haces público me permitiré colocarlo igualmente en mi blog y de esa forma lo tengo más a mano.

Saludos y abrazos admirados de tu amigo que te seguirá allá donde escribas.

Por cierto, voy a “piratear” otra foto de una amiga común que supo expresar claramente nuestra opinión.