"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

lunes, 29 de octubre de 2012

LA MICROHISTORIA O "PARA QUÉ SERVIMOS"


Hoy toca discurso filosófico: la Microhistoria, como parte integrante de nuestro microcosmos o entorno inmediato.
En esta vorágine tan de moda de nacionalismos, independentismos, localismos, catalanismos, andalucismos, iliplensismos ¡joder que palabro! Y todos los “ismos” que se os ocurran, podemos caer en el error de buscar lo único como elemento diferenciador y que nos haga mejor que los otros. Es una sensación que intento no dar en mi blog; ya sé que al ser de ámbito local y restringido a mi pueblo puede parecer que no aporta nada a todo aquello que se encuentra fuera de las murallas, o como mucho, fuera del término municipal de Niebla.
A veces puede que me deje llevar por sentimientos y de la impresión de que lo de mi pueblo es mejor que nada; “errare humanum est” y dada mi condición humana admito mis fallos e intento corregirlos. Pero en el global de mis horas de estudio, investigaciones, ordenador, robos al sueño, etc. mi objetivo siempre ha estado claro: intentar hacer una Historia de Niebla (microhistoria) lo más decente posible para que pueda ser usada en un contexto mayor por alguien que tenga capacidad e intención de hacerlo.


La famosa y manida comparación del “granito de arena que hace una montaña” es totalmente útil en este caso. La Historia seria y moderna no valora tanto el objeto de estudio (grandes imperios, reyes, personajes significativos, civilizaciones pasadas, etc.) como la forma de acercarte a tu objetivo. En definitiva lo aparentemente más nimio si está bien hecho se convierte en una herramienta para alguien, una pieza del engranaje que no hace que chirríe, sin embargo, las grandes gestas, mal estudiadas hacen que la concepción del pasado corra el riesgo de derrumbarse como un castillo de naipes.
No se trata de acabar con tradiciones o leyendas, consiste en darles su justo valor, o al menos el que yo creo justo. Son formas válidas para acercarnos a la Historia, no niego su valor pedagógico, de cohesión social, turístico o cualquier otro, pero mi formación hace que tienda hacia el otro lado, el de los datos empíricos o, al menos, poco cuestionables.
Aun así, no hace mucho que un profesor definió la Historia como la “literatura que hacemos del pasado desde el presente”, evidentemente literatura en el sentido que es un discurso creado por nosotros sobre unos datos que tenemos sobre la mesa. Lo importante es que esta literatura, este cuentecito, sea útil para la enciclopedia de nuestra Historia General. 

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