"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

El blog de Pelayo Castillo Palacios

martes, 31 de julio de 2012

PARTE IV, SI NO SALGO EN LA FOTO NO HE ESTADO



            Por desgracia, siempre hay un día que acabas mosqueado, hoy ha tocado, por este motivo me saltaré el orden establecido para hablaros de una actitud borreguil donde las haya.

            Os pongo en antecedentes. Como comenté en la anterior entrada hoy tocaba Vaticano; la visita guiada en español a los Museos Vaticanos ha sido la más cara del viaje (los cinco unos 166 euros) pero no es esta mi queja ya que me ha parecido excepcional, sinceramente creo que en las cuatro horas que ha durado he aprendido más sobre la historia del arte que en todos los años que la he estudiado (especialmente el Renacimiento y el Barroco). Por cierto, la Basílica de San Pedro, al igual que la visita a la cripta donde están enterrados muchos Papas sigue siendo gratuita (todas las iglesias de Roma lo son).

            Como es lógico nos recibe nuestra guía, Alejandra, una italiana, guía oficial del Vaticano, probablemente historiadora del arte, enamorada de su trabajo y de lo que enseña (eso se nota, para alguien como yo que llevo años enseñando mi pueblo con la misma ilusión), su forma de explicar no era para nada ni automatizada ni fría, todo lo contrario, sus ojos y cara brillaban cuando hablaba de las obras de arte, especialmente de Miguel Ángel y de Rafael Sanzio (de ahí he sacado que era historiadora del arte). Otro dato que me ha hecho pensar que le gusta lo que hace es que la visita se ha alargado más de una hora, porque si hacía falta dejaba pasar a los grupos que disparaban las cámaras de fotos a la vez que andaban, mientras entretenía a los niños con juegos o trucos relacionados con las obras de arte (pensad que mi hijo Gonzalo tiene 6 años y no se ha quejado ni una sola vez), en definitiva, no miento si digo que es la mejor quía que recuerde en todos los sitios en los que he estado.

            Pero ¿dónde está el cabreo?, os preguntaréis. El la charla inicial una de las cosas sobre las que más incidió era en el especial respeto que requiere la Capilla Sixtina, es un lugar especial de culto que, nos avisó, hay que visitarlo en silencio y no se pueden hacer fotografías; de hecho su explicación nos la dio sentados en un pasillo y con una pantalla interactiva (probablemente la media hora más intensa de la visita, y en la que más he aprendido). La sorpresa supina llega con el momento de ver la Capilla Sixtina, era el lugar más tumultuoso, ruidoso, falto de respeto e incómodo que podía imaginar: personas charlando, gritando, durmiendo en los sillones que hay para sentarse, todos los flashes que no había visto hasta ahora salieron a relucir, de todas las nacionalidades, incluidos los españoles de nuestro grupo. Verle la cara a Alejandra era todo un poema, verdaderamente cada fogonazo de cámara era una puñalada que le daban, incluso se paró ha hablar con un compañero guía y (en italiano) se lamentaba porque los policías que había allí no hacían nada, yo conté al menos 5, pero su única preocupación parece ser que era no ver hombros o rodillas descubiertas. A los pocos que alucinábamos como ella, nos explicó en voz baja que cada flash es el equivalente de un día de exposición al sol para los frescos de las paredes y techos, luego confesó que están estudiando suspender las visitas a partir del año que viene.

            Es un mal que nos aqueja a todos, queremos demostrar que hemos estado más que disfrutar de lo que hemos visto; sinceramente no tiene lógica, ves a la gente sacando fotos imposibles a escondidas para obtener un testimonio de mala calidad de que “yo estuve allí” –pero, ¿dónde?- “no sé en un sitio que sale en los libros y donde la gente hacía muchas fotografías”.
            Como turista he sentido vergüenza ajena, por el comportamiento de aquellos que no piensan en que están dañando un bien para todos, especialmente para los que vienen detrás, no ya sólo porque los frescos se dañen, sino porque la solución será no poder visitarlos.

            Por este motivo  os colgaré una fotografía de los millones que hay en internet y que son mil veces mejores de la que yo podría hacer con mi cámara, he elegido El Juicio Final a modo de premonición.

Al menos me queda el consuelo de que he podido disfrutar de toda la belleza de Miguel Ángel, cabreado, pero feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario