"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

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El blog de Pelayo Castillo Palacios

lunes, 30 de enero de 2012

REIVINDICANDO LA HISTORIA

Algunos me habéis indicado, no sin algo de razón, que estoy tirando por tierra nuestra historia, convirtiéndola en leyenda. Especialmente me ha gustado el comentario de mi gran amigo y compañero de fatigas en la Hermandad, Antonio Bonilla, quien se despachó el otro día con un “Clodio Fabato se está revolviendo en la tumba”. Como sé que estás especialmente dolido por desmitificar a nuestro centurión, te dedicaré este artículo, que es todo lo contrario, es decir, quiero reivindicar una situación que tradicionalmente se había atribuido a otra localidad y que las últimas tendencias nos la aproximan a Ilipla.
Comenzaremos con la traducción de un texto de Tito Livio en su obra sobre la historia de Roma desde su fundación, Ab urbe condita libri; en su Volumen VI, libro XXXV nos cuenta:

“Estas acciones las llevó a cabo Escipión cuando era pretor. Ya como propretor atacó a los lusitanos cuando marchaban de vuelta su país con un botín muy cuantioso tras haber devastado la provincia ulterior. Libró un combate de resultado incierto desde la hora tercera hasta la octava; estaba en inferioridad numérica pero llevaba ventaja en otros aspectos, pues combatió con hombres en formación compacta frente a una columna estirada y obstaculizada por el tropel de animales, y con soldados descansados frente a otros agotados por la prolongada marcha. El enemigo, en efecto, había salido al tercer relevo de la guardia, y a la caminata nocturna se había añadido otra de tres horas durante el día, sucediendo el combate a la fatiga de la marcha sin haber tenido  ni un instante de reposo. Por consiguiente, al comienzo de la batalla tenían algunas fuerzas físicas y anímicas, y en un principio crearon desconcierto entre los romanos; después, la lucha se fue nivelando gradualmente. En esta comprometida situación el pretor prometió con votos unos juegos a Júpiter si derrotaba y hacía trizas al enemigo. Al fin los romanos pusieron mayor brío en su empuje y los lusitanos cedieron terreno y luego emprendieron una franca huida; los vencedores persiguieron de cerca a los que huían, y resultaron muertos entorno a los doce mil enemigos, cayeron prisioneros quinientos cuarenta, casi todos jinetes, y se capturaron ciento treinta y cuatro enseñas militares. El ejército romano perdió setenta y tres hombres. La batalla se desarrolló no lejos de Ilipa, ciudad a la que regresó Publio Cornelio al frente de su ejército victorioso y cargado de botín. El botín quedó todo expuesto delante de la ciudad, y se ofreció a los propietarios la posibilidad de identificar sus pertenencias; se le entregó al cuestor lo que quedó para su puesta en venta, y el producto de la misma fue repartido entre los soldados”
(Traducción de J.A. Villar Vidal)

                                                     Tito Livio

Os lo explicaré como si fuese un comentario de texto, no con la profundidad de un examen pero visto el nivel de exigencia que he conseguido de mis incondicionales lectores, casi. Por cierto, agradeceros una vez más el esfuerzo de leerme.
Tito Livio está narrando la batalla que tuvo lugar entre Lusitanos y romanos en el año 194 a.C. Las tropas romanas, dirigidas por Publio Escipión Nasica vienen persiguiendo a las tribus lusitanas, cuyo principal aporte económico se nutre de los saqueos que realizaban en las tierras más fértiles del valle del Guadalquivir. Tito Livio nos dice que tuvo lugar cuando volvían a sus tierras (más o menos en el actual Portugal) y acababan de cruzar la Ulterior, una de las provincias en las que Roma dividió Hispania. CAMPOS, GÓMEZ, PÉREZ y VIDAL TERUEL plantean que la frontera o limes de la Ulterior estaría situada en el Guadalquivir, a lo sumo en el Guadiamar, que además el camino más rápido dadas las características del terreno y por disponer de vías de comunicación en perfecto funcionamiento sería la Tierra Llana, con Tejada y Niebla como ciudades más importantes.
         Escipión "El Africano"


Tradicionalmente se ha atribuido la batalla de Ilipa a Alcalá del Río, pero sus argumentos son más débiles (o así lo pienso yo), ya que su distancia con la frontera ulterior es excesiva y la proximidad con las tierras lusitanas haría menos probable un ataque romano, más apoyado por ciudades con guarnición propia como es el caso de Ilipla.
El principal argumento en contra lo tendríamos en el nombre de Ilipa, pero podría ser simplemente un error de transcripción, sobre todo si tenemos en cuenta que debe venir de un nombre indígena anterior y que estamos hablando de principios del siglo II a.C., es decir, cuando todavía no se ha conquistado toda la Península Ibérica, con lo cual el nombre romano tampoco estaría muy asentado. De hecho si esta teoría fuese cierta, estaríamos leyendo la primera referencia romana de nuestra ciudad. Es más, y como estuve hablando con Tomás, existen varias “Ilipas” en la Península Ibérica, lo que nos dice que es un nombre con un significado más o menos común, lo mismo que sucede con los vocablos árabes Alcalá o Medina, numerosos en España.
Algo que también me hace pensar en que fuese Niebla y no Alcalá es el hecho de que los propietarios del botín pudieron acercarse a identificar sus pertenencias, esto sólo podría ser posible en un lugar con buenas comunicaciones y Niebla ya estaba perfectamente unido con Itálica y el valle del Guadalquivir, de hecho, nuestra situación es la principal razón de ser en el devenir histórico de Niebla.
Así pues y para compensaros de la decepción de Fabatus, os conmino a defender que la batalla de Ilipa tuvo lugar en las cercanías de Niebla en el año 194 a.C.




sábado, 28 de enero de 2012

SUPLEMENTO DOMINICAL

            ¡No se me amontonen compadres!
            Quería empezar de otra forma más gráfica, pero por si alguien no la llegase a comprender, me abstendré y opto por una más diplomática.
            El comentario de Antonio a mi anterior artículo no es más que la expresión por escrito de algo que ya se está convirtiendo en habitual. Algunos de vosotros me abordáis y no sólo me decís que os gusta el blog y que lo leéis a menudo (con esto mi ego se considera más que recompensado), el problema viene cuando me urgís a escribir más a menudo, queréis saber más y con mayor frecuencia.
            Pero bueno, ¿estoy creando “blogadictos”, o qué? Siento deciros que vuestra ración es complicada de conseguir.
            De verdad, requiere mucho trabajo hacer un artículo de historia iliplense. Otra cosa son los de opinión, como este, simplemente piensas un poco, te sientas al teclado y largas lo que la mente te dicta, con interrupciones domésticas no debería llevar más allá de media hora. Pero nuestra historia es harina de otro costal; para mí es imposible llevar en la memoria todos los datos que os voy desgranando poco a poco, más aún si tenéis en cuenta que suponen apenas un 20% de la información que realmente podría publicar; a esto sumadle la cantidad de documentos, archivos escritos y gráficos, manuales, publicaciones y un largo etcétera que debo consultar antes de escribir algo.
            Muchas veces os he dicho que mi intención es publicar las conclusiones que yo saco de lo que se ha publicado (o no) y de mis propias investigaciones, lo fácil es copiar y pegar, de hecho se hace en la mayoría de los blogs iliplenses, pero no es mi estilo, cuando pongo una cita son las palabras de otros que me parecen imprescindibles, pero la mayor parte de las veces son mis propias conclusiones, a las que he llegado después de leer mucho e incluso cambiando de parecer a lo largo del tiempo, fruto de nuevas investigaciones, de puntos de vista que no había tenido en cuenta o cualquier otro motivo que lo justifique.
Para que os sirva de ejemplo os contaré el proceso de los artículos sobre Fabatus.
-       12 artículos en PDF, específicos sobre el tema, de entre 12-20 páginas de media.
-       Lectura de capítulos de libros sobre Niebla, no bajan de 5, algunos más generales y otros más específicos
-       Búsqueda de imágenes e información suplementaria en internet.
-       Lectura de manuales/apuntes de la carrera sobre Historia general de Roma e Historia romana de la Península Ibérica, para colocar exactamente el artículo en su contexto.
-       Consulta con profesores de la Universidad sobre aspectos muy específicos, en este caso mi “profe” de Paleografía me aclaró que una carta privada entre un matrimonio no habría utilizado el latín conocido en el siglo XVII-XVIII, sino el vulgar o común, además de haber enviado la carta en un soporte distinto al pergamino, probablemente un papiro, tablilla encerada u otros menos comunes.
-       Nueva visita y fotos a la Iglesia para retomar el tema.

Probablemente se me haya olvidado algún otro trámite, pero como podéis ver no es sólo sentarte y soltar lo que sabes o te han contado, me gustaría hacer un trabajo serio, os lo merecéis.
Siento no poder ser más fructífero, pero os lo podéis tomar como el suplemento dominical de cualquier periódico, a cambio os prometo hacer artículos más extensos, en cuanto a los históricos se refiere, ya que los de opinión son rápidos y fáciles.
Siento decirte Antonio que aún no tengo fotos del famoso mosaico, pero si ha estado dos mil años escondidos, esperar un poco más no me preocupa. Como te veo muy “exigente” te mandaré deberes dobles:
Identifica el lugar desde el que está hecha la foto (tengo que volver con un trípode para hacer una panorámica), probablemente es el sitio de mayor altura desde el que se “vigile” Niebla, digo vigile porque casi con seguridad existía un asentamiento musulmán fortificado. Es un yacimiento arqueológico cercano a nuestro pueblo.




Ahora identifica dos de mis “ayudantes” iliplenses, se lo pasaron pipa correteando por el monte. Si aciertas, te premiaré con alguna foto más, amigo.


domingo, 22 de enero de 2012

¿HACE UN PALMITO, SEBASTIÁN?

            Esta mañana, durante el post-desayuno estábamos viendo la tele a petición (insistente hasta el hartazgo) de Gonzalo; lleva toda la semana contándonos la historia de San Sebastián y de la procesión que se hace en Huelva a su santo patrono. Igualmente nos ha cansado con sus explicaciones sobre los “palmitos”. En definitiva, hemos visto el comienzo de la procesión, al menos hasta que la llamada de los clicks de playmobil ha podido más que su curiosidad folclórico-cultural.
            Toda esta situación me ha llevado a dos situaciones distanciadas en el tiempo. Comenzaré por la más próxima, la de felicitar a mis amigos “sebastianes”, especialmente al que me inició y formó en el mundo cofrade, Sebastián Breva, que me consta es lector asiduo y comentarista ocasional de mi blog. SEBASTIÁN es uno de esos iliplenses de adopción y residencia que, en una parte de su vida, ha hecho por nuestro pueblo más que muchos niebleros en la totalidad de la suya; gracias y felicidades amigo.


            La segunda y más extensa me retrotrae a mi infancia, cuando la bollería industrial y perfectamente embalada era una “rara avis” y los caprichos de los niños tan simples y naturales como los PALMITOS, todo un manjar que ningún edulcorante o sabor artificial ha podido conseguir aún.
            El Chamaerops humilis (este es su nombre latino) es una de las dos palmeras autóctonas europeas; por desgracia está desapareciendo poco a poco de nuestros campos, de hecho ha sido necesario proteger la recolección de sus frutos. Antiguamente… me encanta esta expresión, más que hacerme viejo me hace sentirme conocedor de la vida por la vía de la experiencia; como digo, antiguamente se utilizaba la palmera para deslindar terrenos de cultivo, crecía salvaje en eriales, riberas de arroyos o montes bajos, en definitiva era muy común en nuestro paisaje mediterráneo. Esta profusión hacía que el salir al campo con un “escardillo” (azada pequeña) y un pico para sacar palmitos fuese una actividad común en las casas iliplenses.



            Luego vendrían en el patio del colegio los piques “a ver que palmito tenía más abuelas”. Hoy, con unos años de por medio no puedo más que reconocer cómo el ritual de comerse un palmito era todo un símbolo de lo que supondría la vida después: duro trabajo (pelándolo) para conseguir una recompensa (las abuelas y el centro) que, a veces era casi inexistente o tan exigua como para pensar que mereciese la pena tanto pelar y pelar.
            Con estos sabores de tiempos pretéritos quiero reiterar mi felicitación al amigo Sebastián, de paso y ya que él tiene la suerte de vivir en Niebla una petición: “a ver si buscas un par de palmitos y nos los comemos a tu salud”. 
                    No he encontrado una foto mejor, aunque esta no es mala ¿verdad?


lunes, 16 de enero de 2012

EL FABATO ITALIANO (III)

            En Rignano Flaminio, a algo más de 30  kms. De Roma, se encuentra la pequeña iglesia de los santos Abbondio y Abbondanzio; en la base del campanario se ha usado un grueso cippo de mármol en el que se encuentra la siguiente inscripción:
C CLODIO FABATO
MARITO OPTIMO
ATILIA MARCELLA
TERRENVM CORPVS CAELESTIS SPIR. IN ME
QUO REPETENTE SAM SEDEM NVUNC VIVIMVS ILLIC
ET FRVITVR SVPERIS AETERNA IN LVCE. FABATVS

Chiesa dei santi Abbondio e Abbondanzio

            Como podemos leer, es casi idéntica a la inscripción del Fabato iliplense. Las diferencias son por un lado el tamaño, mientras la nuestra es de 13,5 cms de alto, la italiana tiene un campo epigramático de 70x63, con una altura total de 1,13 ms. También la distribución de los versos se hace en seis líneas en lugar de los tres de Niebla. Por último y más importante, aparecen en la dedicatoria el nombre del difunto C(cayo) Clodio Fabato, como el de su esposa y probablemente la autora del encargo, Atilia Marcela.
            A partir de aquí han surgido varias teorías, principalmente las de Concepción Fernández, Rocío Carande y Alicia María Cantó.
            La primera y más antigua pregunta que nos hacemos es ¿cuál de las dos es falsa? Es decir, una copia. Este problema queda resuelto con la teoría del doblete epigráfico, ya que no son extrañas las inscripciones repetidas en el mundo romano, incluso separadas entre sí por centenares de kilómetros. Por lo que parecen ser ambas verdaderas.
            La segunda y más obvia es ¿porqué se hacen dos dedicatorias? Esta es más difícil de contestar ya que entra dentro del mundo de las suposiciones.
            Según el apellido, Fabatus, el difunto al que se le dedica la inscripción debería ser italiano, ya que no es típico de Hispania y sí de la Etruria (zona en la que se encuentra Rignano), así pues tenemos un romano que se desplaza casi al finis mundi y que está un relativamente largo periodo de tiempo en la Bética, lo suficiente como para crear algún vínculo con esa tierra. Dada la importancia de Ilipla en el siglo II-III, podríamos pensar en un soldado de la guarnición romana que se encontraba destinada en Niebla. Probablemente Fabato muere en Niebla o durante el trayecto que une ésta con su lugar de nacimiento, motivo por el cual se le entierra en su último destino y su esposa manda hacer un doble monumento conmemorativo de su marido, uno en su lugar de defunción, que incluso pudo servir como base de la urna cineraria o de una estatua dedicatoria; otro de mayor porte igualmente como base de estatua, de tamaño natural para que fuese recordado por sus descendientes en su Etruria natal.


mujer de Pompeya con material de escritura

            Obviamente la historia de Fabato no tiene la importancia que se le daría a alguien que presenciara la muerte y crucifixión de Cristo, pero os contaré un secreto: desde que descubrí la otra historia de Fabatus y Atilia se me encendió la bombilla de algo que siempre he querido hacer, escribir una novela histórica. Ya hice mis pinitos con 14 ó 15 años, pero ahora tengo claro que es una empresa que requiere mucho esfuerzo y sobre todo, “arte”. No descarto algún día completar el ciclo vital, ya sabéis: “escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo”. Espero que comprendáis que para mí tiene un sentido especial esta historia.

lunes, 9 de enero de 2012

FABATUS (II), EL PERSONAJE HISTÓRICO


En 1634, Rodrigo Caro describe en su libro Antigüedades y Principados de la Ilustríssima ciudad de Sevilla y Chorografía de su Convento Jurídico, o Antigua Chancillería. Una inscripción “en la muralla de la Iglesia Parroquial de San Martín”.
Posteriormente, Rodrigo amador de los Ríos, en 1891, vuelve a referir la siguiente noticia: “Empotrada en un muro de la casa del cura (adosada a la iglesia de San Martín) se encuentra una lápida romana. Esta se encontraría en tiempos de Caro en la muralla de la iglesia parroquial, faltándole el frente superior de la inscripción, que antes sí estaba, según Caro.


La "piedra de Fabatus" aún encastrada en San Martín

Con el motivo del derribo parcial de la Iglesia de San Martín a principios del siglo XX, se trasladan numerosas piezas arqueológicas a la Iglesia de Santa María, entre ellas una de mármol con inscripción latina que, durante años estuvo en el patio de la iglesia y actualmente se encuentra sobre un pequeño pedestal en el muro norte de la misma, justo a la derecha de la puerta de acceso.
La transcripción de la pieza dice lo siguiente:

TERRENVUM CORPVS CAELESTIS SPIRITVS IN ME
            QVO REPETENTE SVAM SEDEM NVNC VIVIMVS ILLIC
            ET FRVITVR SVPERIS AETERNA IN LVCE FABATVS

            Terrenum corpus caelestis spiritus in me
            Quo repetente suam seden nunc uiuimus illic
            Et fruitur superis aeterna in luce fabatus

            Traducción (según FERNÁNDEZ y CARANDE)
            Un cuerpo mortal y un alma celestial (hubo) en mí; después que ésta ha vuelto a su morada, ahora sigo vivo allí, y goza Fabato de los dioses en la vida eterna.
            Los mismos autores, sobre su cronología, señalan la antigua del siglo I d.C., pero los autores que han estudiado el texto mediante la Paleografía actual, la llevan hasta finales del siglo II d.C. o principios del III. Además por el análisis del mensaje Fernández y Carande proponen estas fechas por el cambio de rito funerario, de la incineración a la inhumación.
            La conclusión es abrumadora, Fabatus no pudo asistir a la muerte y enterramiento de Cristo si él mismo murió dos siglos más tarde. Incluso hay quien la utilizó para intentar llevar los primeros años del cristianismo en la Bética occidental en el tempranero siglo I, cuando hasta ahora se reconoce que no es hasta el III al menos cuando el cristianismo se hizo presente en Hispania.
            Aún así no penséis que esto se acaba aquí, todavía queda material para un par de entradas más, os las dosifico y así consigo engancharos al blog. Es broma, perdonad que no lo suelte todo de golpe, pero no tengo la documentación definitivamente clasificada y tengo que andar investigando en multitud de sitios para haceros un brevísimo resumen.
Gracias por vuestra fidelidad.




lunes, 2 de enero de 2012

CLODIO FABATO, LA LEYENDA (I)

            Bueno aunque me haya hecho de rogar, comenzaré el año con lo prometido a vuestras peticiones sobre leyendas. La primera probablemente sea la más “internacional” y, dado que estamos con la historia romana de Niebla, comenzaremos esta serie dedicada a CLODIO FABATO.
            En esta primera entrada tan sólo os diré lo que sé de la famosa carta y os colgaré la traducción que Cristóbal Jurado Carrillo publicó en su libro Mosaicos. Tradicionalmente se ha considerado en Niebla esta historia como cierta, precisamente por venir de la pluma de este antiguo párroco de nuestra iglesia.
            Cristóbal Jurado dice en su libro que la carta estaba escrita en un pergamino que se conservaba en el Archivo Municipal -pergamino hoy desaparecido- y lo único que se conoce son las traducciones de dos notarios que trabajaron en Niebla: Jerónimo de la Fuente a fines del XVIII y Alonso Avendaño, a principios del siglo XIX.



“A Julia Marcela, en Ilípula: salud:
Carísima: te escribo desde Judea como decurión de las legiones del pretor Poncio Pilatos, para narrarte uno de los sucesos más singulares, que he visto en la vida de las milicias.
He sido testigo con mi decuria, la de Léntulo y otras, del suplicio en la ciudad de Jerusalem de un tal Jossua, galileo, enviado de Dios, que se titulaba rey de Judea, y que, según la gente, daba vista a los ciegos, hacía andar a los paralíticos y tullidos, curaba a los enfermos sin medicinas ni hierbas, arrojaba a los malos espíritus del cuerpo de los posesos, y resucitaba a los muertos; siendo aborrecido por todo estos de los escribas y sacerdotes.
Condenado al fin como sedicioso por el Sanedrín de la ciudad, con su presidente el pontífice Caifás, y además por el prefecto Pilatos, en nombre del César, a la muerte de cruz, fue ajusticiado en la cumbre del Gólgota entre los dos ladrones Dimas y Gestas.
Los lictores y soldados le crucificaron desnudo como de costumbre y le fijaron con cuatro clavos; colocándole en la cabeza corona de zarzas, por ser rey falso; y sobre la cruz, una tabla con un letrero en griego, hebreo y latín que decía: Jossua de Nazaret, rey de los judíos.
La túnica del profeta cayó en suerte, al soldado Pontino de la decuria de Máximo, que después vendió al sacerdote Helkias, que presenciaba, en nombre del Sanedrín, la ejecución de la sentencia.
Jossua era de cuerpo mediano, de color moreno y sonrosado y semblante sereno y humilde .Su carácter bondadoso estaba realzado por poblada y sedosa barba, que caía dividida sobre el pecho, ojos de cielo y grande cabellera que, formando rizadas trenaas o guedejas, descansaba sobre sus hombros.
En los momentos de su muerte, la borrasca, que se cernía próxima, se desencadenó en furiosa tempestad sobre toda Judea. Sobrevino la noche inesperadamente por un eclipse de sol, y la tierra temblaba bajo nuestros pies. Los curiosos huyeron amedrentados a sus casas, y sólo nos quedamos para custodiar a los reos, ya muertos, por la lanzada de gracia de Longinos, los soldados de dos decurias, a las órdenes de Léntulo y mías. Y no muy lejos de nosotros estaban la madre de Jossua y algunos de sus parientes.





Descolgado Jossua de la cruz, al día siguiente de Venus, en la Pascua judaica, por algunos ancianos jueces de Sanedrín, amigos suyos, custodiamos su cuerpo en un sepulcro cavado en la piedra; pero al siguiente día, de madrugada, entre poderosas luces, como de rayos de tempestad, que nos aterraron a todos, desapareció de la tumba.
Verdaderamente, éste rey de los judíos, según la opinión de muchos, era el Dios del empíreo o hijo suyo o gran profeta entre la nación de los hebreos.
Tal impresión ha causado en mí este suceso que, desde entonces, quiero dejar de pertenecer a las legiones del César, y pronto, los dioses lo permitan, seré en tu compañía.
El cuatrirreme, Cayo, que va a esa con las naves por metales, te dará ésta epístola.
Salud y gracia. Clodio Fabato. Decurión
Kal: Apr: Aux Jul: LXXIX







En siguientes entregas os iré contando lo que hay publicado y mi opinión sobre todo esto.