"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

"STAT ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS"

El blog de Pelayo Castillo Palacios

martes, 29 de noviembre de 2011

ROMA, LA GRAN OLVIDADA



            De esta forma comienza uno de sus capítulos en un libro dedicado a Niebla D. Juan Campos Carrasco, Catedrático de Arqueología y mi primer profesor de la asignatura.
            Tradicionalmente hemos colocado el inicio de Niebla en los tiempos de la dominación romana. Presumimos de gentilicio, monumentos e historia vinculada a la gran urbe del mundo antiguo: Roma. Pero como muy bien dice el profesor, es una de las partes más desconocidas de la provincia de Huelva y, por ende, de Niebla (sobre todo por la falta de estudios).
            Realmente lo que tenemos son retales prácticamente inconexos de la Ilipla romana, no existe un estudio a fondo de su sociedad, su historia política desde la República al Imperio, su economía, su cultura, etc.
            Motivo por el cual os iré mostrando estos retales poco a poco, a la espera que investigaciones futuras den un relato más continuo de este periodo que marcó el cambio de era.
            Obviamente comenzaré con ese nombre que tan orgullosamente llevamos; cuando nos preguntan decimos que somos “Iliplenses”, que nuestro nombre viene (como el de muchas ciudades españolas) del antiguo nombre romano de nuestra ciudad: ILIPLA.
            Sobre el origen del mismo no se sabe gran cosa, aunque en mi primera entrada (aparte de la del saludo) la del 1 de enero titulada ¿DE DONDE DICES QUE ERES? Existen varias hipótesis acerca del origen del término Ilipla, pero ninguno demostrado científicamente, ni con textos ni con restos arqueológicos, motivo por el cual hasta la fecha nuestro primer nombre debe ser considerado el romano.
            Sobre el mismo si encontramos varias referencias escritas del mismo, obviamente en latín.

Destaca el ITINERARIO ANTONINO (s. III d.C.), en el que se enumeran una serie de rutas donde se nombran las ciudades que unen las mismas así como los puntos intermedios y su distancia entre ellos. Niebla aparece en la ruta denominada Iter ab Ostio Fluminis Anae Emeritam Usque (la ruta que une el río Guadiana con Mérida)

Iter ab Ostio Fluminis Anae Emeritam mp CCCX
Praesidio mp XXIII
Anuncio Rubras ra.p. XXVIII
Onoba mp XXVIII (Huelva)
Ilipla mp XXX (Niebla)
Tucci mp XXII (Tejada)
Italica mp XVIII
Monte Maiorum mp XLVI
Curica mp XLVIIII
Contributa mp XXIIII
Perceiana mp XX
Emerita mp XXIIII
Sería necesario “corregir” un poco la distancia que se marca en el Itinerario, ya que 30 millas romanas equivaldrían a unos 45 kms, mientras que la distancia en línea recta entre Huelva y Niebla son unos 28 kms., equivalentes a 20 millas.
Bueno, con esta entrada comenzamos un mundo que dará para varios e interesantes momentos.

domingo, 20 de noviembre de 2011

ROCÍO, MI AMIGA ILIPLENSE

            Hoy vuelvo de Niebla cargado de ideas, de momentos musicales, de momentos gastronómicos y  de fotografías para el blog, no os exagero si os digo que tengo material para cinco entradas nuevas, pero las dosificaré que tampoco puedo empacharos, además de no dar abastos con mi tiempo.
            Obviamente y como se dice en la carnicería, la vez la tiene Rocío, ya que fue la primera en sugerirme lo siguiente:
            “¿Tiene que ver nuestra Historia con el hecho de que una familia en concreto no sea entera de Niebla?”
            Luego, el día del besamanos me explicaste un poco más la pregunta. Así que ahí va mi respuesta.
            Estimada Rocío, voy a dividir la entrada en dos partes, una con mis justificaciones históricas y otra estrictamente personales y subjetivas. De entrada te diré que ser “de pura cepa”, o “nieblero desde siempre”, o tantas otras expresiones son iguales que las  del movimiento nacionalista que se creó en el siglo XIX en las grandes potencias que justificaban sus colonias. Por aquel entonces Francia, Alemania, Inglaterra, España y otras potencias europeas comenzaban el proceso de colonización en África fundamentalmente y para justificar su supremacía sobre las “razas inferiores” se escudaban en su supuesta limpieza de sangre y en que eran civilizados desde siempre, herederos de las culturas clásicas, mientras que los nativos eran incultos y por tanto merecedores de explotar. Puede parecer un poco exagerado, pero la historiografía tradicional se basó durante un siglo en estos parámetros. El nacionalismo radical es una forma de dividir las personas en categorías y por tanto de intentar establecer “niebleros de primera” y “niebleros de segunda”, además de “forasteros”.
            Continuando con los antecedentes históricos nos podemos ir tan lejos como queramos, por ejemplo, la tendencia actual dice que el hombre nace en África hace 4 ó 5 millones de años, desde donde se dispersa, de esta forma todos somos africanos ¿no? Si no queremos irnos tan atrás podemos coger el momento de gloria más importante de Niebla, esto es, la Labla musulmana, ¿eran iliplenses los musulmanes que llegaron y cambiaron la cultura originaria?, evidentemente sí, de hecho llevaron nuestro pueblo a sus más altas cotas históricas. Un poco más adelante, en 1588 Niebla tenía unos 1000 habitantes, fue perdiendo población hasta que en 1849 sólo eran 600 iliplenses los censados (entre ellos había “morenos”, es decir, negros o descendientes de los mismos y moriscos procedentes del mercado de esclavos), ¿eran iliplenses?, evidentemente trabajaban, vivían y morían en Niebla, luego sí. Con todo esto quiero decir que por Niebla, al igual que por Andalucía y por España han pasado muchos pueblos, culturas, razas, religiones, etc. y a mí me gusta pensar y decir que los que hoy nos sentimos iliplenses somos el fruto de lo mejor de todos los que nos precedieron.
            La segunda parte, la de la opinión desde el corazón, la de Pelayo Castillo, es que el iliplense no nace, se hace. Ser de Niebla no quiere decir que tus padres, abuelos, bisabuelos, etc. tengan nuestro pueblo en su partida de nacimiento. Quiere decir que la sola mención del nombre de Niebla nos hace estremecer, a veces de alegría, a veces de dolor, de rabia, de cariño, de sentimientos que surgen desde dentro de nuestra alma.
Amiga Rocío, ¿Cuántas personas que se dicen de Niebla a la hora de colaborar o trabajar para el pueblo se quedan en un confortable segundo lugar? “Ya lo harán otros, yo tengo mi condición de nieblero justificada por mis antepasados”. En la Edad Media y Moderna, a éstas personas se las consideraba “nobleza de bragueta”, es decir, su importancia venía del braguetazo (perdonadme la expresión, pero existe en el diccionario de la RAE) que su padre o madre hubiese dado, los méritos personales eran pocos o ninguno. Por el contrario, quiero que te pares a pensar en personas con las que te encuentras a diario en tus múltiples servicios a la comunidad iliplense (creo que esto aclara que te considere una de las niebleras que más lucha por su pueblo); ¿cuántas de estas personas son de fuera, o sus padres, o alguno de sus abuelos?... bastantes ¿verdad?
            Sin ir más lejos, dos de mis comentaristas más frecuentes están a cientos de kilómetros, Jana y Juanjo, no creo que mientan ni disimulen cuando manifiestan su amor por Niebla; teniendo en cuenta que no es un cariño exclusivo, creo que se puede ser de muchos lugares, querer a cada uno de una forma distinta, en cierto modo es como cuando alguien te hace esa estúpida pregunta de “¿a cuál de tus hijos quieres más?”
            Como muestra un botón, te cuelgo la foto de dos iliplenses cuyos padres son de fuera (uno de Granada y otro de Bonares), ¿crees que trabajaremos menos por nuestro pueblo sabiendo que no somos “de pura cepa”?


            Muchos besos amiga, sigue siendo ejemplo para esos dos “peazos de niebleros” que tienes en casa.

     Por cierto, y gracias por el "tirón de orejas", en los comentarios me lo das con toda la razón del mundo. El fotógrafo también llegó desde Huelva hace unos años para, entre otras cosas crear la Semana Santa que hoy tenemos. Gracias Sebastián (otro "forastero-iliplense")

sábado, 19 de noviembre de 2011

UN PEQUEÑO WALKABOUT

            En mi entrada ¡AMÉN!, Manuela me dejó una sugerencia en los comentarios; era el libro de Marlo Morgan LAS VOCES DEL DESIERTO. Desde el principio me atrajo la referencia que mi querida lectora hizo del libro, motivo por el cual lo puse mentalmente en mi carpeta de “tareas pendientes”. Como hago siempre que me interesa algo lo busqué en Internet, una magnífica herramienta si se le da buen uso, y… ¡voilà!... ahí estaba, en formato PDF, la segunda sorpresa era que ¡sólo tiene 79 páginas!; todo esto unido a que el libro que he terminado hace poco es algo difícil y de lectura compleja, me incitó a comenzar el de Marlo Morgan.


            Bueno, simplemente no os lo podéis perder, si disponéis de tiempo en unas horas lo completáis, su lenguaje es sencillo, claro, directo, su mensaje… todo lo profundo que queráis. Lo podéis leer como libro de viajes, libro de aventuras, reflexión filosófica, ensayo religioso o de mil formas, tan solo en 79 páginas encierra una experiencia personal que considero imprescindible para entender multitud de cosas.
Lo podéis descargar de internet gratuitamente, pero si alguno no lo consigue pedídmelo y os lo envío por correo electrónico.
Muchísimas gracias Manuela por esta pequeña joya literaria que no habría conocido sin tu consejo.




jueves, 17 de noviembre de 2011

SE ADMITEN SUGERENCIAS

            Bueno, cediendo a las peticiones que algunos de vosotros me hacéis cuando hablamos, he decidido aceptar sugerencias, es decir, sin perder mi orientación personal del blog y sobre todo la de contar nuestra Historia, podéis mandarme por correo o, mejor, dejar en vuestros comentarios sugerencias sobre cualquier aspecto que, en mis limitados conocimientos, os pueda satisfacer; si los dejáis en comentarios los demás lectores evitarán preguntar por algo ya demandado. Se me ocurren pasajes concretos, hechos puntuales de nuestra Historia, lugares específicos, leyendas, personajes históricos y, en menor medida, zoología, botánica, antropología, etc.
            No os prometo la inmediata publicación, ya que mi tiempo es, desgraciadamente muy limitado, pero si lo sé o poseo la información tarde o temprano la colgaré, y si tengo serias dudas o desconocimiento total lo investigaré (tardando más), incluso alguna vez no descarto,  que al final me rinda a la evidencia y a mi desconocimiento.
            Con este pretendo dos cosas: aumentar vuestra participación y que aportéis vuestros propios conocimientos. Para nada creo estar en la posesión de la verdad, es más, continúo día a día aprendiendo y rectificando ideas que tenía ya por fijadas, es la forma de evolucionar en el conocimiento.
            Así pues, la veda queda abierta, no os cortéis y prometo tener en cuenta todas las peticiones.


domingo, 13 de noviembre de 2011

¡¡AMEN!!

            Yo utilizo mucho la expresión de “comulgar con la naturaleza” la cogí de un muy buen amigo, Chema. Nos conocemos desde el año 1997, cuando llegué destinado a Sevilla; Chema es un militar muy atípico, le encanta la Historia, la cocina, las pequeñas manualidades para las que tiene un don especial (tendríais que ver la colección de barcos y la de zapatos hechas con huesos de aceitunas, cada hueso es un barco o un zapato); pero su verdadera pasión es la naturaleza, sobretodo la botánica. Al no gustarle temas tan españoles y militares como el fútbol, las armas, las batallas y otros, era el raro del cuartel; con esos ingredientes tenía todas las papeletas para convertirse en mi compañero de conversaciones, más aún cuando compruebas que tiene una erudición bestial ganada a base de devorar libros y libros.
            Hecha la presentación, os  hablaré de la expresión; Chema fue quien me enseñó lo poco que se de setas, (en mi caso las 8 ó 9 variedades que recolecto); para él y ahora para mí, el hecho de irnos al campo con buena compañía, sin prisas, con un canasto y una navaja supone casi una experiencia “religiosa”, te cura por dentro, te llena de energía y saca los malos humores; por ese motivo, la jornada no podía terminar de otra forma que comiéndonos lo recolectado: setas, tagarninas, espárragos, espinacas, etc., es decir, COMULGANDO CON LA NATURALEZA (un buen vaso de vino redondea la celebración).
            Como todos los años y después de las primeras lluvias, me he ido a Niebla con mi hijo Gonzalo a buscar mis primeras setas, la foto aunque no lo parezca es de nuestro pueblo, otra muestra más de belleza, en este caso otoñal, que todo no va a ser Historia.


Este fue el resultado del paseo, se las conoce como “setas de chopo”, mis favoritas, incluso por encima de los gurumelos, pero para gustos los colores (y los sabores).



Normalmente las preparo de varias formas, con jamón, con gambas, con queso, mezcladas con otras setas… pero éstas son las primeras y no hay que viciarlas, simplemente revueltas con huevo, así no amortiguamos su sabor, además os sugeriré el acompañamiento de un vino blanco afrutado, “Señorío de Heliche” (no es nada caro, apenas llega a los 2 euros la botella). En poco más de 15 minutos obtenemos el siguiente manjar que del que me voy a permitir que sintáis envidia.


Un consejo: no comáis nada que no conozcáis bien, la mayor parte de las setas que existen no son venenosas, pero las hay, en Niebla también, acompañaos de una persona que las conozca y sólo cuando os sentáis muy seguros lanzaos a la aventura de la naturaleza, respetándola siempre.
Saludos ecológicos.






martes, 8 de noviembre de 2011

UNA PEQUEÑA JOYA

          En el pasado siglo, eran piezas como la que hoy presento, las que realmente interesaban a los arqueólogos. Normalmente se buscaban objetos únicos, estéticamente bellos, con las que llenar las vitrinas de los museos. Muchas veces se obviaba elementos tan interesantes hoy día como la estratigrafía, la fauna, los pólenes, los desperdicios, etc.
            Mi formación académica se resiste a presentar esta pieza, pero, reconozco que, por atractiva, os gustará y mi vanidad de blogger no soportaría que me lo echarais en cara. Así pues os mostraré un anillo de oro que apareció en las últimas excavaciones de la Puerta de Sevilla.

Torre 26

          


             En las inmediaciones de la torre 26 (es la que hace esquina y tiene planta octogonal) se halla un anillo de oro fechado entorno a los siglos V y IV a.C. Se describe como: presenta en su placa de entalle dos figuras humanas entre elementos vegetales colocados de forma simétrica dentro de una orla de pequeñas incisiones. De clara influencia griega, aún siendo de un periodo posterior, probablemente de uso femenino, es de difícil explicación; según el director de la excavación puede ser producto de una pérdida, ya que el contexto normal en el que suelen aparecer (enterramientos) no se dan en esta zona de Niebla. En definitiva podría ser una joya que hubiese pasado de mano en mano desde su adquisición hasta que accidentalmente se perdió en esta Niebla, ya turdetana.

            Pendiente de estudios por publicar, lo que sí nos da muestra de la riqueza de nuestro subsuelo iliplense, aún por estudiar en la mayor parte de su extensión. Igualmente y a riesgo de que algún compañero de Universidad me crucifique, es un motivo más para un futuro Museo Arqueológico de Niebla, un proyecto para el que, por desgracia he encontrado más pegas que ayudas reales.




sábado, 5 de noviembre de 2011

¡¡¡QUIERO MI PERO!!!

            ¡Dios, que trabajo me ha costado escribir esta entrada!
            Os juro que le he dado mil vueltas, una y otra vez lo he iniciado y al final se quedaba en la papelera (de reciclaje, que ahora hasta eso ha cambiado). Pero si no lo escribo reviento.
            Desde pequeño, la fiesta que más me gustaba de Niebla era la Feria. Recuerdo que mi abuelo Mercedonio me llevaba al Real de la Feria de la mano, cuando mi cabeza ni siquiera llegaba a rozar la panza de los burros, él miraba las bestias con ojos expertos, curtidos al sol de las “viñas viejas”; para mí eran gigantescos monstruos, todos iguales, que amenazaban con aplastarme de un pisotón. Igualmente recuerdo como me enseñaba las “mataduras” e intentaba aleccionarme sobre anatomía mular; no tardaba mucho en aparecer el tratante vendiendo las excelencias de tan maravilloso équido, el regateo estaba servido. Sin intención alguna de compra, hoy creo que lo verdaderamente divertido era ese tira y afloja verbal, saber hasta dónde puede llegar cada uno… la palabra, el vehículo de sentimientos más bello que existe.
            El paseo por el Real solía acabar por extenuación “abuelo, estoy cansado…” o, las menos veces, por una contestación desabrida a algún gitano; hoy puede ser políticamente incorrecto, pero mi abuelo nunca ocultó su animadversión a la palabrería vacía y aduladora de éstos cuando intentaban venderle algo; aún así reconozco que las famosas “maldiciones gitanas” me horrorizaban como a cualquier niño.
            Del Real a casa, pasando por la Plaza de la Feria. Hoy su nombre ha perdido sentido, pero hace algunos años era el centro neurálgico de la fiesta; como dos círculos concéntricos los puestos se disponían alrededor de la misma. Entrar en la plaza era toda una experiencia sensorial, los colores marrones, ocres, bronces y amarillos; el sonido del metal (ese que tanto había que frotar con limón para sacarle brillo), el acento serrano de los vendedores y las castañas o nueces cayendo en los platillos del peso; el olor a cuero, aperos de labranza, dulce de turrón y piñonate. El sabor… mis favoritos: el alfajor y el pero; me encantan los postres, los alfajores caseros con esa masa de almendras que, de dulce se te agarraba a la garganta, escoltada por sus dos láminas de oblea; nunca había dos iguales, la producción industrial no había llegado aún, de hecho, la mayor sofisticación consistía en comprarlos en paquetes de cinco, envueltos en celofán amarillo transparente atados con una cinta roja (era la versión de lujo). Pero la estrella de la Feria, al menos en mi caso, eran los peros, enormes, amarillos, con sus pequeñas pecas marrones, jugosísimos y con un sabor que aún hoy se funde en mi boca al recordarlo. Durante muchos años, todos los que mi trabajo me ha permitido, venía a Niebla en To’santos y aplacaba mi “mono de pero”; os juro que no volvía a comerme una manzana hasta después de Navidades, cualquier comparación era terriblemente odiosa.
            Este año, como siempre, he buscado ansioso ese puesto lleno de sacos de rafia, repletos de otoño en forma de nueces y castañas, mientras la saliva se iba acumulando en mi boca tan sólo de pensar en morder un pero, sin pelar, sin lavar. ¡Oh desilusión!, por primera vez Niebla se ha quedado sin mi manjar favorito ¿premonitorio?, no sé, pero en estos tiempos de grandes superficies y de balanzas económicas hemos cambiado lo productivo por lo sentimental.
            Esta Feria ha sido un poco más triste, me dan ganas de ponerme a llorar como un niño y gritar ¡¡¡Quiero mi pero!!!


miércoles, 2 de noviembre de 2011

MI MÚSICA, MOUSTAKI

            No hace mucho una amiga bloggera me dijo que a través de nuestras entradas, nuestros comentarios, todo lo que ponemos en el blog, vamos mostrando nuestra alma, hacemos que nuestros lectores nos conozcan mejor. Yo no tengo la facilidad de ella para haceros vivir mis sentimientos, motivo por el cual no tengo más remedio que apoyarme en las palabras de los que verdaderamente saben hacerlo.
            Hoy inauguro la “música de mi vida”, las canciones, melodías, composiciones que más me llenan por motivos que a veces comentaré o simplemente dejaré que los oigáis. Empezaré con la segunda canción que oí en francés en el instituto, en La Palma; la canción es “Le métèque” de Georges Moustaki; al principio me gustó por la melodía, pero pocos años más tarde, cuando tenía suficiente nivel de francés, me conquistó su letra. Creo que la imagen de vagabundo que Moustaki daba era el sueño de cualquier joven de 15 ó 16 años… bueno, no os aburro más, disfrutadla como yo lo hago aún.




Avec ma gueule de métèque   /  Con mi pinta de extranjero
De juif errant, de pâtre grec   /  de judío errante y pastor griego
Et mes cheveux aux quatre vents   /  y mis cabellos a los cuatro viento
Avec mes yeux tout délavés   /  con mis ojos desleidos
Qui me donnent l’air de rêver   /  que me dan aire de soñador
Moi qui ne rêve plus souvent   /  yo que apenas sueño
Avec mes mains de maraudeur   /  con mis manos de ratero
De musicien et de rôdeur   /  de músico y de vagabundo
Qui ont pillé tant de jardins   /  que han robado en tantos sitios
Avec ma bouche qui a bu   /  con mi boca que ha bebido
Qui a embrassé et mordu   /  que ha abrazado y ha mordido
Sans jamais assouvir sa faim   /  sin jamás saciar su hambre

Avec ma gueule de métèque   /   con mi pinta de extranjero
De juif errant, de pâtre grec   /   de judío errante, de pastor griego
De voleur et de vagabond   /   de ladrón y de vagabundo
Avec ma peau qui s’est frotée   /   con mi piel que se ha curtido
Au soleil de tous les étés   /   al sol de todos los veranos
Et tout ce qui portait jupon   /   y con todo lo que usa faldas
Avec mon coeur qui a su fair   /   con mi corazón que ha sabido hacer
Souffrir autant qu’il a souffert    /   sufrir al tiempo que sufrió
Sans pour cela faire d’histoires   /   sin por ello hacer historia
Avec mon âme qui n’a plus   /   con mi alma que ya no tiene
La moindre chance de salut   /   la menor oportunidad de salvación
Pour éviter le purgatoirre   /    para evitar el purgatorio

Avec ma gueule de métèque    /   con mi pinta de extranjero
De juif errant, de pâtre grec    /   de judío errante, de pastor griego
Et mes cheveux aux quatre vents   /   y mis cabellos a los cuatro vientos
Je viendrai, ma douce captive   /   vendré mi dulce cautiva
Mon âme soeur, ma sourde vive   /   mi alma hermana, mi fuente viva
Je viendrai boir tes vingt ans   /    vendré a beber de tus veinte años
Et je serai prince de sang   /    y seré príncipe de reyes
Rêveur ou bien adolescent   /   soñador o adolescente
Comme il te plaira de choisir   /   como quieras elegir
Et nous ferons de chaque jour   /    y haremos de cada día
Toute une éternité d’amour   /   toda una eternidad de amor
Que nous vivrons à en mourir   /    que viviremos hasta morir

Et nous ferons de chaque jour   /   y haremos de cada día
Toute une éternité d’amour   /    toda una eternidad de amor
Que nous vivrons à en mourir   /   que viviremos hasta morir