El Cerro del Palmarón es un promontorio situado a la salida de Niebla hacia Villarrasa, junto a la carretera nacional.
Realmente se descubre un dolmen que ha sido reutilizado para construir lo que los investigadores tartésicos han denominado “tumba principesca”, término utilizado para definir un enterramiento de un individuo cuyo ajuar funerario muestra una posición social privilegiada, sobre todo por los materiales que lo componen.
Por desgracia no se conocen datos sobre la anterior utilización del dolmen, con lo cual la única datación de la que disponemos es la correspondiente al enterramiento tartésico, que tradicionalmente se ha fechado hacia el siglo VII a.C. o principios del VI a.C.
JURADO CARRILLO describe el dolmen como orientado hacia la salida del sol, en forma de una pequeña sartén. Su corredor mide unos seis metros de largo por dos de ancho y metro y medio de altura, siendo de forma de herradura la cámara o dolmen propiamente dicho. La piedras o pilares del corredor son informes y de tosca labor, alternando las pizarrosas con las de caliza. La gran piedra cabecera de la cámara sepulcral es de dura caliza en forma de mesa redondeada. Los grandes cantos de la cubierta han desaparecido.
El individuo
Como hemos referido, se entierra un único individuo del cual sabemos según la descripción de JURADO CARRILLO que era un cadáver con señales de tostadura, lo que junto a otros de los elementos del ajuar con los mismos síntomas nos podría indicar una especie de cremación ritual en la que no se llegaba a reducir el cadáver a cenizas (incineración). No sería demasiado arriesgado si suponemos que, atendiendo a la riqueza de las piezas excavadas con el personaje, fuese un elemento de la aristocracia local, de condición social elevada y cuyo poder económico le permitiese adquirir mediante compra o por intercambio directo productos de origen oriental, a los comerciantes fenicios que durante estos siglos se movían por todas las urbes importantes del occidente peninsular
El ajuar funerario.
- Jarro piriforme (imagen)
- Recipiente de bronce con asas y soportes de manos.
- Dos cinchas de bronce.
- Manguillo de plata con adorno meandriforme.
- Placa calada de cinturón del tipo 6 Cerdeño. (imagen)
- Una espada de hierro.
- Dos puntas de lanza con sus regatones.
- Un clavo de hierro
- Un fragmento de hierro con dos perforaciones.
- Un fragmento de placa de hierro doblada en forma de U.
- Dos varillas de hierro.
- Un recipiente de plata, medio calcinado.
- Una diadema de plata con varias perlas calcinadas.
- Varias cuentas de oro.
- Restos de cerámica roja.
- Algunas hachas de piedra.
Lamentablemente, la mayor parte de las piezas pasaron a colecciones privadas y se ha perdido su pista, aunque algunas de ellas pueden ser contempladas en la fundación del Conde de Valencia de Don Juan (Madrid). Igualmente han desaparecido las piedras que formaban el dolmen.
imágenes tomadas del libro ILIPLA, NIEBLA, evolución urbana y ocupación del territorio. CAMPOS CARRASCO, GÓMEZ TOSCANO y PÉREZ MACÍAS
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